Clive Barnes, decano de la crítica de danza y ballet
Escribió la primera biografía de Rudolf Nureyev
El decano de la crítica de danza y ballet del mundo anglosajón, Clive Barnes, murió el pasado 19 de noviembre en Nueva York a los 81 años.
Clive Alexander Barnes había nacido en Londres el 13 de mayo de 1927. Se consideraba un anglo-americano en toda regla, y se había educado en la Universidad de Oxford. Ya desde joven frecuentó los foros del ballet londinense y de los teatros, tanto musicales como de prosa. A partir de 1950 fue editor asociado de la publicación Dance and dancers. Poco después, sus artículos empiezan a aparecer en los diarios New Statesman, The Times, Daily Express y The Spectator, dando un giro crucial a la crítica de la época, pues Barnes, lejos del elogio vano y hagiográfico, era un empecinado de la objetividad. Tras mudarse a Nueva York, desembarca en The New York Times en 1965.
Clive Barnes escribió varios libros, algunos tenidos todavía como fundamentales, entre ellos, su ensayo sobre Frederick Ashton (Dance perspectives, 1961), en el que trata a fondo el ballet británico de entreguerras, y su biografía de Rudolf Nureyev, de 1982, la primera que explora la compleja personalidad del artista ruso.
A su erudición y calidad literaria, Barnes unía una especial sensibilidad analítica tanto en la parte de dramaturgia como musical, lo que daba a sus escritos un peso y seriedad excepcionales. Clive Barnes fue el único autor de gran solvencia que alternó en The New York Times la crítica de teatro con la de danza en la década de 1967 a 1977, diez largos años en los que iba a algún teatro "todos los días de la semana". De ese diario pasa al New York Post en el mismo 1977 y allí continúa alternando ambas especialidades durante más de dos décadas.
Hasta el final se ha mantenido en activo, y seguía escribiendo para periódicos y como corresponsal en Nueva York de la revista trilingüe Ballet2000/Balletto Oggi. También fue el editor jefe en dos ocasiones del prestigioso Best American Plays (1975 y 1983) y desde 1956 se mantuvo ligado a la revista Dance Magazine, la más influyente de Estados Unidos. Sus escritos de 2004 con ocasión del centenario de George Balanchine son inolvidables por certeros y de verdadero análisis científico de la coréutica norteamericana. Participó en los tres primeros congresos mundiales sobre August Bournonville en Copenhague, el último en 2005.
El último reconocimiento que recibió fue en septiembre de 2007 en la Ópera de Miami, donde se le entregó el Premio Internacional de la Crítica que otorga el festival de la ciudad y el Miami Dade College of Arts. Al recogerlo, apoyado en un bastón y en el brazo de su esposa, dijo que debía todo a lo que durante casi setenta años había visto y disfrutado en los escenarios de danza de todo el mundo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.