Los nervios de Javier
Más de cien mil familias andaluzas tendrán una vivienda digna sin perecer asfixiadas por la hipoteca. El convenio suscrito ayer entre la Junta de Andalucía y 34 entidades financieras hará posible el milagro. El último escollo, que bancos y cajas abrieran el grifo del crédito hipotecario, ha sido vencido. El plan de la vivienda presentado el pasado mes de diciembre será una realidad. Aunque algunos se lleven un disgusto.
En los últimos meses, empresarios y dirigentes del PP habían mostrado su escepticismo, cuando no su abierta oposición, sobre el Pacto por la Vivienda en Andalucía suscrito el año pasado. Ha sido necesario atar muchos cabos entre las instituciones que lo respaldaron, Junta, ayuntamientos, empresarios, sindicatos y entidades de crédito, hasta llegar a la firma de ayer en el Pabellón de las Tres Culturas de Sevilla.
Pero al fin, ahí está: 132.000 viviendas de protección oficial (VPO) se construirán en el plazo de cuatro años. Las entidades financieras aportarán 9.550 millones de euros. Estas entidades deberán conceder hipotecas a los futuros compradores que cumplan con algunos requisitos que marca el sentido común: carecer de antecedentes como moroso y no invertir más del 40% de los ingresos del núcleo familiar en el pago del préstamo.
Si la operación tan finamente hilvanada sale bien, el PSOE llegará a las próximas elecciones de 2012 cargado de argumentos para derrotar, una vez más, al PP. Ese es el asunto. Eso explicaría las reticencias de empresarios, como la Federación Andaluza de Promotores Inmobiliarios (Fadeco), que en su día calificó la ley de la Vivienda como "inoportuna" y con un efecto "perturbador" para el mercado.
Eso explica también el nerviosismo de algunos dirigentes populares, que una vez más recurren a los tribunales de justicia para dilucidar enfrentamientos políticos verbales. Que Javier Arenas, paladín de las medias verdades y de las descalificaciones personales, demande al secretario de Organización del PSOE, Luis Pizarro, por recomendarle que acuda al psicólogo, es un botón de muestra del pesimismo que reina en las filas del partido que preside.
Estos momentos de crisis son malos para todos, pero muy especialmente para la oposición. El poder desgasta, sí. Pero no me veas como destrozan 30 años de oposición.
Nadie tiene recetas milagrosas para salir del infierno en que nos han metido unas docenas de ejecutivos sin escrúpulos. Los mejores economistas del mundo exprimen su cerebro en busca de soluciones. Todos los gobiernos improvisan día a día planes y más planes. Aquí también. En España y en Andalucía. Con una diferencia notable: mientras fuera, la oposición cierra filas en torno sus gobiernos, aquí se dedica a poner pedruscos en el camino.
¿No decía hace un par de semanas Arenas que él era el Obama andaluz? Pues tome note: el pasado domingo, el admirado presidente electo se reunía con su adversario, el senador John McCain, durante más de una hora. Ambos suscribieron un comunicado en el que afirmaban que "en este momento decisivo de la historia, creemos que los estadounidenses de todos los partidos quieren y necesitan que sus líderes se junten". Igualito que aquí. Pero se equivoca el PP si sigue fiel a su tradicional política de "cuanto peor, mejor para mí". La confirmación que llegó ayer de que la economía española -como la de otros grandes países europeos- ha entrado en recesión, es una noticia que debe unir, no separar. Ya tendrá tiempo y motivos el PP para atacar a los socialistas. Ahora lo que toca es sumar esfuerzos. Hacer realidad el convenio firmado ayer y que en los próximos cuatro años 132.000 familias disfruten de la vivienda a la que tienen derecho. Unas viviendas que darán trabajo a miles de andaluces que hoy se desesperan en las listas del paro.
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