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Reportaje:Segunda División

El dinero no lo es todo

Los gastos desmedidos y las prisas por ascender llevan la Segunda al desgobierno

Mikel Ormazabal

Un mal muy extendido aqueja a la Segunda División. Cada inicio de temporada, escasean los clubes que buscan sumar 50 puntos (la barrera de la salvación). Son mayoría los que ansían a toda costa uno de los tres puestos de ascenso, lo que genera necesariamente un reguero de frustraciones deportivas y situaciones económicas traumáticas.

"El éxito no depende del apellido de los futbolistas ni, menos aún, del presupuesto. Los partidos se ganan con ilusión y ganas". Lo dice Quique Martín, una autoridad en Segunda, el jugador en activo que más partidos ha disputado en esta categoría -354 encuentros en 12 temporadas, además de otros 104 en cuatro en Primera-. ¿Cuántos dirigentes invierten en ilusión y ganas? Todo lo fían al talonario y al riesgo competitivo, un contrasentido en sí mismo.

El Salamanca estuvo a punto de desaparecer, ajustó la tesorería y hoy es el líder
"Los clubes viven por encima de sus posibilidades", opina Javier Pérez, del Alavés

El fútbol de plata deambula sin gobierno. Sometido a una inestabilidad constante, casi nada es previsible, reconocen los dirigentes, técnicos y jugadores consultados por este diario. El Salamanca es la mejor prueba de ello, y el Eibar, la excepción.Los primeros estaban hace poco al borde de desaparecer con graves problemas económicos. Ajustaron la tesorería, reunieron un plantel sin estrellas y dejaron que la lógica hiciera el resto. Ahora, cuando se ha cumplido el primer cuarto de la Liga, van líderes. "Pero nuestro objetivo es salvar la categoría", precisa Quique Martín.

El cuadro guipuzcoano, el más veterano y modesto de Segunda, aplica la fórmula de la humildad. "Sabemos lo que somos y no aspiramos a más. Estar en Segunda es un privilegio", afirma el consejero Antón Martinena, responsable del área deportiva. En Eibar, cuando fichan un futbolista, lo primero que le dicen es: "Tu segunda casa es el autobús".

Esta práctica de moderación deportiva y económica la conocen muy bien en Soria, donde tienen como máxima "no gastar nunca lo que no se tiene", asegura un representante del Numancia, recién llegado a Primera. Eso y saberse "un equipo ascensor", condenado a verse fluctuando entre ambas categorías. No es corriente que los clubes moderen su ambición deportiva. Al contrario, colocan el listón en lo más alto. "Todos los años hay 15 o 16 equipos que tienen el ascenso como objetivo ineludible", afirma Javier Pérez, director deportivo del Alavés, antes en el Eibar, y gran conocedor de la Segunda.

"En una categoría en la que los recursos escasean", añade el técnico alavesista, "las pretensiones deportivas tienen que estar a la misma altura. El Girona o el Huesca no van a volverse locos para subir a toda costa. Son un ejemplo". Fichajes caros y poco contrastados, pírricos recursos económicos... La Segunda vive "por encima de sus posibilidades", añade. Así ocurre que históricos como el Celta y la Real Sociedad hayan hecho crac y tenido que acudir a un concurso de acreedores para evitar la disolución y sortear su incapacidad para hacer frente a deudas millonarias. Hay una querencia excesiva a supeditar el rigor económico al objetivo deportivo. Los mandatarios se empeñan en aplicar una fórmula que no da resultado: a más presupuesto, éxito seguro. No ocurre así casi nunca.

Los tres últimos ascendidos (Numancia, Sporting y Málaga), que no entraban entonces en las quinielas, lo hicieron con economías de guerra. "En los últimos años han subido equipos sin grandes plantillas, pero la tranquilidad y la paciencia les ha llevado a Primera. Ahí está la clave", subraya Javier Pérez. Esta categoría es un mar de paradojas. Hace un año subió el Numancia con solo cinco millones de presupuesto y, en cambio, la Real fracasó con 24 millones. En la actual competición, el Zaragoza, con 40 millones -veinte veces más que el Eibar-, aún no logra afianzarse en puestos de ascenso.

El pulso del futbolista es ajeno a esta realidad, dice Quique Martín; "en el campo no intervienen esos factores. El futbolista tiene que tener la cabeza limpia". Con su experiencia por los campos de Segunda -"conozco unos cuantos, sí"-, el delantero del Salamanca considera que jugar esta Liga "no es ninguna deshonra". "Antes el nivel era inferior. Se sabía de antemano qué cuatro equipos iban a pelearse por el ascenso. Ahora quieren subir 12 o 14. Hay más presión y es inevitable que muchos se den el batacazo", agrega.

Es tan crítica la travesía por la Segunda que la Liga de Fútbol Profesional tiene abierta una línea de ayudas para los descendidos. Ronda el millón de euros, una tirita para cerrar una hemorragia gigante. Sólo por derechos de televisión, un club pasa de percibir 16 millones en Primera a sólo 1,5 millones tras descender. En esta campaña hay nueve escuadras con presupuestos superiores a los diez millones y sólo tres se sitúan por debajo de cinco.

A punto de cumplir 36 años, Quique Martín opina que en Segunda hace falta "mucha humildad": "Yo no tengo ninguna Champions, pero el público reconoce mi trabajo. Tampoco gano 5.000 millones, pero los niños me piden autógrafos".

Quique Martín, delantero del Salamanca, celebra un gol logrado en octubre pasado en Tenerife.
Quique Martín, delantero del Salamanca, celebra un gol logrado en octubre pasado en Tenerife.DIARIO AS

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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