El dueño de una tienda de coches de lujo muere de un tiro en Griñón
Un disparo en el cuello acabó a mediodía de ayer con la vida de Juan Diego Vara López, de 28 años, dueño de una tienda de coches de lujo en Griñón. Un hombre de unos 45 años de tez morena entró en la nave industrial del polígono Las Naciones y sin mediar palabra le descerrajó el disparo, lo que le causó la muerte prácticamente en el acto. Esta muerte violenta eleva a 64 los homicidios registrados en la región en lo que va de año.
Los hechos ocurrieron a las 11.40 en la nave de Multimotor km 0, situada en la confluencia de la avenida de Humanes y la calle de Argentina. A esa hora se bajó un hombre de un coche que dejó aparcado junto a la entrada. Entró en la oficina, donde estaban el dueño de la tienda y el encargado. El hombre, que vestía un mono de trabajo azul oscuro, sacó un arma (supuestamente un revólver) y le encañonó. Sin mediar palabra, disparó. El tiro le entró por el cuello a Juan Diego Vara, que cayó desfallecido al suelo, mientras su atacante se dio media vuelta y huyó a toda velocidad.
El compañero de la víctima llamó a los servicios de emergencia y salió a la calle para pedir ayuda. En ese momento pasaba Mario Ordóñez, el dueño de una nave contigua. "No paraba de pedir auxilio. También decía que llamáramos a la Guardia Civil", explicó este industrial. Vara cayó lateralmente. La bala le entró por el cuello y le seccionó la arteria carótida, lo que ocasionó que perdiera gran cantidad de sangre.
Cuando llegaron los facultativos de una UVI móvil del Summa, Diego Vara estaba inconsciente, según un portavoz de Emergencias 112. Los sanitarios intentaron reanimarlo durante unos 45 minutos, pero todo resultó inútil. La Guardia Civil vigiló toda la zona para intentar localizar al atacante.
Las primeras investigaciones apuntan a que se trata de un ajuste de cuentas, por la forma en que fue asesinado Vara. Ahora tratan de esclarecer si se debe a la compraventa de vehículos de lujo o está relacionado con otros asuntos, como narcotráfico. El fallecido dirigía la tienda de coches desde hacía unos tres años.
Su padre, dueño de una panadería en el centro de la localidad, estuvo fuera de la nave hasta que se llevaron el cadáver. Tan sólo pudo contestar un par de preguntas a los periodistas. "Jamás nos había dicho que tuviera problemas o que alguien le hubiera amenazado. Creo que por respeto a mi hijo no debo decir nada más", concluyó antes de echarse a llorar y abrazarse a un familiar que estaba al lado.
La víctima siempre había residido en Griñón. Tenía otros tres hermanos. El Ayuntamiento ha decretado un día de luto por su muerte.
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