Málaga se embriaga de jazz

En una ciudad como Málaga, aspirante sin fuelle a ser la Capital Europea de la Cultura en 2016, donde los más o menos asentados ciclos de música se celebran o desaparecen al albur de sus administradores culturales -caso del Ciclo de Música Clásica Ciudad del Paraíso o el más vanguardista AV Festival-, que un festival alcance 23 ediciones es todo un lujo que no se puede desaprovechar. Esto ocurre con el Festival Internacional de Jazz de Málaga, una de las citas nacionales más sólidas del género que cada otoño trae a la capitala los músicos más destacados del jazz, en una clara apuesta de sus organizadores por hacer vibrar al público con la maestría de los intérpretes, embriagarlo con la fusión de sonidos y sorprenderle con laimprovisación que marca cada actuación.

El Teatro Cervantes hará las veces del Preservation Hall de Nueva Orleans

El toque del pianista Gonzalo Rubalcaba se fusionará con el acordeón de Galliano

Desde el próximo lunes y hasta el día 17, el Teatro Cervantes hará las veces del célebre Preservation Hall de Nueva Orleans, quizá la más afamada sala de jazz del mundo, y por su escenario desfilarán algunos de los mejores jazzistas del momento. "El jazz es la música del siglo XX, de la modernidad, de la calle, del amor, la música que hoy en día suena en cada rincón del planeta", aseguró durante la presentación del festival su director, Javier Domínguez.

Si el año pasado se apostó por innovar reservando una noche al díscolo Rufus Wainwright, en esta edición se ha querido mantener el pulso invitando al teclista británico Steve Winwood, líder de carismáticas bandas de los sesenta y setenta como la Spencer Davis Group o Traffic, que abandonó un tiempo para colaborar con Eric Clapton. La poderosa voz de Winwood se podrá escuchar el penúltimo día del festival, noche en la que presentará Nine lives, su primer álbum de estudio en cinco años.

Pero, sin duda, el plato fuerte del festival será volver a ver el día 17 juntos en un escenario a dos de las figuras que más respeto suscitan. Se trata de Chick Corea y John McLaughlin, que no tocaban juntos desde hace 40 años, cuando coincidieron en el combo de Miles Davis. Desde entonces, ambos han desarrollado carreras extraordinariamente prolíficas con constantes y creativas producciones que abarcan diferentes estilos musicales, pero siempre manteniendo una integridad artística incomparable y convirtiéndose en leyendas por méritos propios. Ahora, en este nuevo proyecto musical, la Five Peace Band, Corea y McLaughlin se unen de nuevo junto a algunos de los mejores músicos del jazz actual.

Antes, el saxofonista californiano Joshua Redman, hijo de uno de los más legendarios saxofonistas de jazz, Dewey Redman, inaugurará el festival acometiendo una actuación de riesgo, pues presenta un trío de saxo, contrabajo y batería. Back East (07), nominado al Grammy al mejor álbum de jazz instrumental, es algo que, afirma, quería hacer desde hacía mucho tiempo pero para lo que hasta ahora nunca se sintió preparado. "El trío es un formato muy, muy exigente, sin piano ni ningún otro instrumento de acordes; estás desnudo, expuesto, pero también es muy liberador y estimulante", comenta Redman.

El peculiar e hipnotizador sello cubano tendrá dos destacados representantes. El toque caliente y elegante y los ritmos afrocubanos del pianista Gonzalo Rubalcaba se fusionarán con el acordeón del francés Richard Galliano. Ambos estarán arropados el día 12 por el contrabajista checo George Mraz y el batería Clarence Penn. Dos días después, el trompetista Arturo Sandoval, cofundador junto con el saxofonista Paquito D'Rivera y el pianista Chucho Valdés de Irakere, el conjunto de jazz más importante de Cuba, llenará el escenario con su sexteto y sorprenderá con sus inverosímiles y extrovertidos solos.