Claudio Zulian refleja la Barcelona de los más débiles
Los débiles, los desprotegidos y los adolescentes de los barrios, aquellos que sufren cada día la violencia de la marginación y la exclusión y que a su vez la ejercen como último recurso defensivo, son los protagonistas de las obras de Claudio Zulian (Campodarsego, 1960), polifacético artista italiano afincado en Cataluña desde la infancia, cuyos trabajos tienen la voluntad de retratar situaciones marginales y las múltiples realidades de una Barcelona alejada del tópico turístico.
Zulian, que acaba de estrenar la película Beatriz-Barcelona en los cines Méliès, inaugura mañana la exposición Después de la violencia en la galería H2O (Verdi, 152). Los jóvenes del Carmel, cuyas problemáticas abordó en la obra A través del Carmel, vuelven para hablar de cómo viven y sienten la violencia en la videoinstalación que se puede ver en la H2O hasta el 29 de noviembre. La pieza, que consta de dos pantallas grandes y cuatro monitores, se inscribe en la línea entre sociológica y poética que caracteriza el trabajo del artista. En cambio, a pesar del título, Zulian sitúa la acción de su primer largometraje de ficción, una reflexión sobre el poder de las imágenes, en los pueblos del Baix Llobregat. El Prat y L'Hospitalet son el escenario de la relación entre una indigente (Mercè Arànega) y un director de documentales (Josep Linuesa) que quiere rodar su historia, sin pensar en las consecuencias.
Zulian, que además de artista y director de cine y teatro es escritor y músico, acaba de ganar el premio del Canarias Mediafest con el documental A lo mejor, creado a partir de la videoinstalación homónima, producida por el Espacio de Arte Contemporáneo de Castellón el año pasado. La obra se basa en entrevistas realizadas en Rumania a amigos y parientes de los rumanos que viven en Castellón sobre su idea de la vida en España.
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