Llull da un paso adelante

Por la repetición a la excelencia. Lo sabe Randy Knowles, el ayudante del técnico Joan Plaza. Así que insiste, perfecciona, pule a Sergio Llull (Mahón, Menorca; 20 años) mientras le muestra en un entrenamiento del equipo cómo debe pegar el brazo a la cadera para sacar el tiro. El base imita el gesto. Y anota. "¡Bien, pero ojo a los dedos cuando acabas el lanzamiento!", grita el estadounidense, un especialista en mejora del tiro, antiguo técnico del Orense en 1994 y sombra de muchos entrenadores en el Joventut. Este año, tras su fichaje por el Madrid, su trabajo de mejora con Llull comienza a dar frutos.

El jugador balear, que viaja hoy a Vitoria para enfrentarse al TAU (La 2, 20.30), se ha convertido en una pieza clave para el Real Madrid. Sus 13,5 puntos por partido le convierten, tras cinco jornadas, en el cuarto anotador español de la ACB, y en el segundo más valorado del equipo tras Felipe Reyes. "Joan me está dando confianza", confiesa al finalizar su entrenamiento. Los números lo confirman. Llull ha jugado 22 minutos por partido -por 9,7 el curso anterior-, bastantes más de lo que se esperaba tras el fichaje del argentino Pepe Sánchez para sustituir al turco Tunçeri. Incluso se rumoreó entonces sobre su cesión a otro equipo. "Fueron sólo rumores. El club nunca me dijo que no contara conmigo", afirma Llull.

"No iba de listo... ¡Lo era!", apunta Xavi García, que se lo llevó a Manresa de cadete

Su llegada al Madrid, antes de los playoffs de 2007, fue tan imprevista como su explosión en este curso. Suplente en la LEB con el Manresa, Llull recuerda el día que su representante le anunció la oferta madridista. Era martes. "No me lo pensé", comenta uno de los jugadores que ganó el Europeo júnior de Zaragoza, junto a Carlos Suárez o Sergio Rodríguez; "el jueves ya estaba firmando el contrato".

Su fichaje sorprendió hasta a Xavi García, el técnico que se lo llevó a Manresa cuando era cadete en La Salle Mahón. "Tenía un potencial enorme", asegura el actual técnico del Vic. "Destacaba por su valentía, su esfuerzo y su confianza en sí mismo. Pero no iba de listo... ¡Lo era!". García le había hecho debutar en ACB, con 17 años, en la pista del Lagun Aro Bilbao: "Me puso cara de susto cuando le dije que defendiera a Masterovis". El susto se convirtió en pánico cuando su rival, en la primera acción, anotó con facilidad sobre su marcaje. "¡Me echó una bronca espectacular!", recuerda Llull acentuando su rostro travieso. El mismo rostro pícaro que tenía cuando anotó 71 puntos en un partido cadete. "Lleva el baloncesto en la sangre", afirma Josep Bordás, el responsable de categorías inferiores de la FEB. Y tanto. Su padre es Paco Llull, ex jugador y presidente del Menorca, que vio cómo su hijo de 15 años se marchaba a Manresa. "Fue duro pero me ayudó a madurar, a ser más responsable, a cumplir con las clases en el instituto, a no faltar por Can Manel. En aquel restaurante comía todos los días con Marc Sans, mi compañero de piso. Su dueño nos trató como a hijos...".

Aquella madurez es la que Llull intenta transmitir ahora a sus compañeros desde la dirección del juego. "Raúl López me aconseja que no me atolondre, que frene el partido cuando sea necesario". De momento ha convencido a Plaza. El técnico madridista, que no le dió mucha bola la pasada temporada, asistió el miércoles a otra gran noche de Llull en la cancha del Partizán, donde con 19 puntos lideró en ataque a su equipo. "¡No podía pedir 25 minutos nada más llegar, con 19 años!", apunta el jugador, que recuerda con cariño aquel otro partidazo en un amistoso contra Toronto, y que le puso en el escaparate del baloncesto español. "Poco a poco", insiste.

Calmado, progresivo, Llull ha ido mejorado su físico. Su tiro. Su pase. "Tener a Pepe cerca es buena escuela para aprender a pasar", dice. "Siempre ha tenido dotes de liderazgo. Y si mantiene esa fortaleza mental, ¿quién sabe dónde puede llegar?", se pregunta Xavi García. El año pasado fue candidato a jugador revelación de la temporada. Y ésta ya es el máximo favorito para lograr el galardón.