El Atlético se queda a medias
La UEFA rebaja su sanción a un partido a puerta cerrada y mantiene el castigo a Aguirre
Una sensación "agridulce" recorrió ayer los despachos del Vicente Calderón pasadas las ocho y media de la tarde. Tras siete horas de reunión, el Comité de Apelación de la UEFA redujo a un partido a puerta cerrada, más otro opcional en función de posibles incidentes durante los próximos dos años (frente a los cinco originales), su sanción al Atlético por la "actuación desproporcionada" de la policía y los "gritos racistas" en la visita del Marsella el pasado 1 de octubre. Los argumentos del club madrileño no convencieron del todo al jurado, presidido por el suizo Michel Wuilleret y que completaban el alemán Goetz Eilers y el turco Levent Bicakci: los tres mantuvieron la multa económica de 150.000 euros y los próximos dos partidos a Javier Aguirre fuera del banquillo.
"Llegaremos hasta el final; somos inocentes", dicen en el club, que apelará al TAS
Aunque el organismo que preside Michel Platini levantó la mano al dirimir que el encuentro contra el PSV del 26 de noviembre se dispute, sin público, en el Calderón y no en un estadio al menos a 300 kilómetros de distancia -la sanción original contemplaba dos citas en el exilio y un tercero opcional en función del comportamiento del club y su afición los siguientes cinco años-, las sensaciones halagüeñas de las últimas semanas en el Vicente Calderón se confirmaron ayer a medias. "Bueno, pensábamos que nos íbamos a quedar limpios, pero no está del todo mal; no es fácil que la UEFA recule en sus decisiones", apuntó un alto cargo. El estado de ánimo difería de un mando a otro. "No estamos satisfechos del todo. La sensación es ambigua, porque no demuestra que somos inocentes. Recurriremos al Tribunal de Arbitraje Deportivo", apuntó Enrique Cerezo, el presidente del Atlético. La entidad rojiblanca dispone de diez días.
"Llegaremos hasta el final con tal de demostrar nuestra inocencia", insistieron desde el Atlético, fatigados tras una reunión interminable que sólo contó con un receso "de media hora, pasadas las cinco, para picotear algo rápido". Eso es lo de menos. Lo que estamos es molestos por las declaraciones de los testigos que presentó el Olympique de Marsella", apuntó un alto cargo. Los alegatos de Clemente Villaverde, el gerente de la institución, y Juan de Dios Crespo, asesor jurídico, chocaron con la versión del club francés. "Ha sido una encerrona. Hemos pasado un mal trago cuando han declarado el periodista francés y el representante de la asociación de discapacitados que nos acusaban de gritos racistas. ¡Todo mentiras!", expusieron en el club.
Thierry Tresor, periodista negro del canal de televisión Chaine Marseille, testificó que la noche del 1 de octubre recibió "insultos racistas". "Después del segundo gol del Atlético, los hinchas españoles que estaban justo debajo de la tribuna de prensa se dieron la vuelta y me agraviaron con insultos xenófobos", relató. Tresor obvió un detalle: cuando Niang anotó el gol de empate del Marsella, lo festejó bajándose los pantalones, lo que provocó los insultos de la grada. En cuanto a las palabras de René Poutet, el representante de la asociación de paralíticos que aseguró que "cada vez que un jugador negro tocaba el balón se escuchaban gritos de mono", el club rojiblanco ofreció fotos en la que aparecían algunos de ellos de pie, con varias sillas de ruedas vacías alrededor. "Si esto no es milagro de los panes y los peces, que baje Dios y lo vea", apuntó Cerezo.
Tras la concesión de la suspensión cautelar para el duelo contra el Liverpool, el Atlético esperaba la absolución total con la presentación de "una batería de pruebas audiovisuales a favor". "Además de disponer de multitud de vídeos, contamos con los informes de la Delegación del Gobierno, que nos exculpaba de la actuación de los antidisturbios, con el visto bueno de los responsables de la UEFA en el dichoso partido... ¡Incluso intercedió el Gobierno, con Zapatero y Moratinos al frente! ¿Qué más quieren?", resoplaba un directivo. "Bueno, bueno, era lo que espérábamos: Ni para ti ni para mí", intervino otro empleado.
El más decepcionado fue Aguirre, al que la UEFA acusaba de haber llamado "cabrón" e "hijo de puta" a Valbuena. "Tengo la conciencia tranquila. No me pueden condenar por decirle a un jugador que no se tire. En las imágenes no hay insultos, ni agresión física o verbal. Y en el acta arbitral no se reflejó nada", argumentó, sin resultado, el entrenador mexicano.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.