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Reportaje:

Otro milagro en Nápoles

Colíderes y con un Lavezzi impresionante, los napolitanos vuelven al primer plano del 'calcio'

Lo dice hasta Berlusconi. "Ese Lavezzi è veramente bravo". El chispeante delantero argentino, de 23 años, ex del Estudiantes y el San Lorenzo, se ha convertido en la gran estrella del calcio. Sus goles, sus escapadas y su garra han llevado al Nápoles a lo más alto. Colíder con el Udinese y el Inter, la victoria ante el Lazio (0-1) ha devuelto a la ciudad de San Genaro a los tiempos de o' miracolo, cuando con Maradona ganó dos Ligas, una Copa y una Copa de la UEFA.

La Liga es larga, la plantilla corta y muy joven y todos saben que la felicidad dura poco y que será difícil aguantar arriba, pero, de momento, ni el Inter de Mourinho ni el Milan de Kaká y Ronaldinho han demostrado ser superiores al equipo de Edoardo Reja, el hombre tranquilo y sabio, de 63 años, que en sólo tres temporadas ha subido al club desde el pozo de la Serie C hasta la Copa de la UEFA y el coliderato.

La ciudad de San Genaro revive los días felices del reinado de Maradona

Los que saben subrayan el carácter del Nápoles, su equilibrio y su determinación. El equipo corre más que ninguno, se defiende con orden, lucha por cada balón y despliega imaginación y poderío. Lavezzi se mueve por todas partes con talento y verticalidad y el bielorruso Hamsik, una joya surgida del Brescia e inadvertida para los grandes, sorprende desde atrás y marca goles. Junto a ellos, destacan el tanque argentino Denis y el medio uruguayo Gargano. Atrás, el portero argentino Navarro y Paolo Cannavaro, hermano de Fabio, son la garantía.

Las dudas tras la eliminación europea a pies del Benfica de Quique Flores han dado paso a una racha impecable en la Liga. El Nápoles sólo ha perdido uno de los ocho partidos, contra el Génova; ha ganado en casa a dos equipos champions, el Fiorentina y la Juve, y ha empatado como visitante con el Roma y el Udinese.

La afición más sufrida y pasional de Italia, desde que en 1905 el británico William Poths fundara el Naples Football Club, está enloquecida con su equipo. Esa generación entera de veinteañeros que fueron bautizados como Diego Armando empieza a saber lo que es ganar y estar arriba.

El camino ha sido arduo porque, a finales de los años noventa, las deudas y una gestión lamentable llevaron al club hasta la desaparición, que puso fin a los 30 años de la era de Corrado Ferlaino, presidente desde 1969, y creador de o' miracolo con Antonio Juliano, capitán 17 cursos y que fue el director general que fichó a Maradona del Barcelona en 1986.

Una década después, en la temporada 1997-98, el equipo fue 17º en la Liga y bajó a la Serie B. Regresó a la A en 2000 y ese año entró en el accionariado Giorgio Corbelli, apodado El Rey de la Teletienda, que se convirtió en presidente poco después. Fichó a Zednek Zeman como entrenador y el equipo bajó otra vez a Segunda.

En 2002, Giorgio Corbelli fue arrestado por el escándalo de la Teletienda y dos años después los tribunales decretaron la quiebra de la entidad. Debía 79 millones de euros y fue descendida a la Serie C.

En ese momento apareció en escena el productor cinematográfico Aurelio de Laurentiis. Hizo un pacto con Pier Paolo Marino, director general del Udinese y ex jugador del equipo de Maradona para salvar a la institución. Con 30 millones de euros fundaron el Napoli Soccer, pusieron en el banquillo a Edy Reja y comenzaron un nuevo ciclo. Primero, ascenso a la B; luego, promoción a la A, recuperación del viejo nombre y la consolidación.

Hoy, Marino es feliz, pero prudente. "Conozco a mis amigos napolitanos desde hace 30 años y les quiero demasiado para engañarlos. En el corazón, sé que el equipo es fuerte, pero no puedo generar falsas ilusiones. Tenemos el límite de la edad. La historia del calcio demuestra que nunca gana la Liga un equipo joven. Por eso digo: 'Disfrutemos de este liderato y liberemos la alegría partido a partido".

Mientras tanto, De Laurentiis habla de cine con Berlusconi, que también produce a través de Medusa, y presume de Lavezzi con el primer ministro. "En tres años hemos pasado de la C al coliderato, es verdad. Yo sostengo firmemente que Italia puede renacer a través de Nápoles. Pero no debemos exaltarnos, sino seguir trabajando con la cabeza abajo como hasta ahora. Tiene razón Marino cuando dice que tenemos un equipo obrero. Ése es el espíritu que nos debe distinguir".

Pero en Nápoles, estos días, nadie se siente obrero. La atmósfera que respira el San Paolo es como si todos fueran presidentes de consejo de administración. O' miracolo está en marcha.

Lavezzi, en un remate.
Lavezzi, en un remate.REUTERS

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