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Entrevista:BLAS CABRERA | Físico de la Universidad de Stanford (EE UU)

"Llevo toda la vida buscando algo que no se ve"

Blas Cabrera, físico, dice que lleva toda su vida buscando algo que no se ve, que es dificilísimo detectar, pero que puede, o debe, existir en el cosmos. Su objetivo esencial es la materia oscura del universo, ese algo que se sabe que existe, que se aprecia por sus efectos, pero que nadie ha encontrado. Nacido en Francia, de origen español, es nieto de físico (Blas Cabrera) e hijo del también físico Nicolás Cabrera, que salió de España en la Guerra Civil y que sólo regresó en 1969, con la ilusión de aupar la física española desde su prestigio en el exilio. "Es muy bonito ver los resultados de algo que empezó mi padre, el Departamento de Física de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM)", dice Cabrera nieto, de 62 años, quien ha desarrollado toda su carrera científica en EE UU. Él es profesor de la Universidad de Stanford y dirige un equipo que colabora en el detector subterráneo llamado Cryogenic Dark Matter Search (Búsqueda criogénica de materia oscura), situado en una mina en Minnesota, con el que intentan descubrir unas partículas elementales nuevas, denominadas wimps, que podrían constituir esa materia oscura.

"Lo que descubre la ciencia se refleja en la tecnología cinco o diez años después"
"Nosotros estamos aquí porque existe la materia oscura del universo"
"Mi padre me decía que la biología iba a ser más interesante que la física"

Cabrera vino a España recientemente, a la Escuela Internacional Nicolás Cabrera, organizada por el Instituto Universitario de Ciencia de Materiales de la UAM con la colaboración de la Fundación BBVA. En esta XV edición ha estado dedicada a Un siglo del helio líquido: nueva física al borde del cero absoluto.

Pregunta. ¿Cómo explicaría de un modo sencillo por qué es importante y merece la pena buscar unas partículas elementales, los wimps, que no intervienen en nuestro mundo?

Respuesta. Lo más importante es que la materia oscura fue el origen de la estructura del universo, de las galaxias y las colecciones de galaxias... Nosotros estamos aquí porque existe esa materia oscura y queremos saber cómo es. Hay mucha más materia oscura que átomos, unas seis o siete veces más.

P. ¿Esa materia oscura está aquí, en nuestro mundo o sólo ahí fuera, en el espacio?

R. Está aquí también. En la teoría más extendida de wimps, hay tres partículas de ésas por litro de materia normal.

P. ¿Por qué es tan difícil detectarla?

R. Porque esas partículas sólo tienen interacciones débiles con la materia normal. Son como los neutrinos, que pueden atravesar el Sol o la Tierra sin casi interactuar con otras partículas. Los wimps las del mismo tipo, pero con una masa mucho mayor.

P. Y ustedes las buscan con un detector subterráneo.

R. Sí. Hay satélites y telescopios buscando, pero nosotros trabajamos bajo tierra. El detector, en el que participan 14 instituciones, está a 800 metros de profundidad en una mina de Minnesota [para proteger los sensores de los rayos cósmicos naturales que enmascararían los resultados]. Ahora planeamos hacer el experimento aumentando el tamaño de los detectores y a tres veces más profundidad. Se trata de medir la transferencia de energía que produciría una interacción de un wimp con la materia del detector. Esto nos podría dar información sobre la masa de esas partículas.

P. ¿Han detectado alguna?

R. Todavía no.

P. ¿Cómo es el detector de Minnesota?

R. Está formado por cristales de germanio y funciona a baja temperatura, cerca del cero absoluto [273 grados bajo cero]. Es como cuando tiras una piedrecita a un lago y lo que quieres ver son las ondas que se forman, pero cuando hay viento el agua se agita y es mucho más difícil verlas. El calor es para nuestro experimento como agitación del agua en un día de mucho viento, mientras que a 0,1 grados sobre el cero absoluto se evita.

P. El congreso de la Escuela Internacional Nicolás Cabrera se ha dedicado este año a la ciencia al borde del cero absoluto.

R. Sí, es muy interesante. En 1908 se logró el helio líquido y eso abrió una puerta a muchas cosas que entonces no se imaginaban, como la superconductividad, la superfluidez, cuestiones de física cuántica o nuevos estados de la materia.

P. Usted busca cosas extrañas, como el famoso monopolo de Blas Cabrera, en 1982.

R. Fue una época muy interesante. El físico teórico Sheldon Glashow planteó, en 1979, que la materia oscura del universo podría estar formada por los llamados monopolos. Con técnicas de temperaturas ultrabajas se podrían buscar esas partículas. Hice el experimento, y en 1982 obtuvimos unos resultados muy interesantes. Hubo mucho alboroto, pero luego no se confirmaron los datos; seguimos trabajando 10 años más con detectores cada vez más sensibles, pero no vimos nada. Llevo toda la vida buscando algo que no se ve.

P. ¿El hecho de ser hijo y nieto de físicos condiciona?

R. Mi padre siempre me decía que no debía dedicarme a la física, que iba a ser más interesante la biología. Pero yo recuerdo que de pequeño, en las fiestas familiares y con amigos, me llamaba la atención el entusiasmo de mi padre y otros físicos por lo que hacían. Era un entusiasmo que yo no veía en casa de mis amigos. Recuerdo a un colega de mi padre que tenía mucha paciencia explicándome cosas y yo me pasaba horas preguntando cómo funciona esto y lo otro... Por eso me interesó la física, por su poder para analizar y entender cómo funcionan las cosas.

P. ¿Aprecia diferencias entre EE UU y Europa en la forma de llevar la ciencia?

R. En Estados Unidos, después de 1990, cuando se deshizo la Unión Soviética, cambió el modelo de apoyar la investigación fundamental, que había sido estratégica hasta entonces. Yo esperaba que se implantase un modelo como el alemán o el japonés, donde la ciencia básica se considera fundamento de la economía. Y un poco es así, pero en realidad el Congreso de EE UU no tiene una idea clara y cada año ha habido un poco menos de dinero. Al cabo de dos décadas, esto, más el gasto muy grande de la guerra, ha provocado una auténtica decadencia de la financiación de la ciencia en EE UU.

P. Y esto repercutirá en la economía.

R. Hay una conexión estrecha entre las tecnologías y la economía de cinco años después. Lo que descubre la ciencia muchas veces se refleja en la tecnología, así que el apoyo a la investigación fundamental es importante para garantizar que habrá tecnologías nuevas dentro de 5 o 10 años.

Blas Cabrera, en la Fundación BBVA (Madrid).
Blas Cabrera, en la Fundación BBVA (Madrid).SAMUEL SÁNCHEZ

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