"Podemos vivir, pero no trabajar"

Los rumanos se han convertido en uno de los colectivos de inmigrantes más numerosos de Euskadi. Oana Tampanariu, de la Asociación de Rumanos-Danubius, se queja de que en el caso de sus compatriotas la Unión Europea les considera ciudadanos comunitarios para algunas cosas y extracomunitarios para otras, como el trabajo. "Se nos permite vivir, pero no podemos trabajar. Y ya sabemos todos los que significa ponerse como autónomo. Si puede resultar difícil para un autóctono, aún lo es mucho más para un extranjero".

Cuando Tampanariu escucha los comentarios del tipo de que los extranjeros quitan el trabajo a los ciudadanos locales, se enfada. "Qué vamos a quitar, si trabajamos en lo que no quiere nadie más. En construcción y cuidando a niños y ancianos. ¿Una persona rumana preparada no es capaz de trabajar en una oficina? En cambio, sí lo está para cuidar a lo más importante que tiene una familia, que son sus niños. No lo entiendo".

Más de un rumano se ha visto obligado a regresar a su país debido a la situación económica. "A un rumano que aquí está en paro, le va a ir mejor si monta un negocio en Rumanía con el dinero ahorrado y su experiencia laboral".