El AVE cambiará Sant Andreu de arriba abajo
Los siete barrios serán reformados - Se irá la cárcel de Trinitat Vella - Habrá viviendas en los cuarteles y se hará deporte en el canódromo
Sant Andreu se renueva. Profundamente. Para empezar, el AVE. Por su centro casi exacto. La reforma asociada a la construcción de la línea de alta velocidad y la estación de Sagrera no es sólo cosa del barrio, en cierto modo, configura el futuro de la ciudad y de Cataluña con la estación intermodal más potente de España: AVE, Cercanías, trenes regionales, varias líneas de metro y estación de autobuses, además de un hotel. En lo que a transformación se refiere, Sant Andreu ve las obras del AVE como el equivalente de lo que para Barcelona fueron los JJ OO. Ahí es nada: 3,7 kilómetros lineales de actuación que incluyen vivienda pública y privada (12.935 en total), comercio y oficinas, equipamientos y zonas verdes, además de reordenar el transporte público conectando los barrios entre sí y todos ellos con el resto de Barcelona y el área metropolitana.
La supresión de la cárcel cambiará la cara de Trinitat Vella
El barrio del Congrés recupera el canódromo como equipamiento
El distrito tiene 653 hectáreas y unos 135.000 habitantes en los siete barrios que lo forman: Baró de Viver, Bon Pastor, Congrés, Navas, Sagrera, Trinitat Vella y Sant Andreu de Palomar, que da nombre al conjunto.
Sant Andreu es el núcleo central y el que contiene mayor concentración comercial. Navas parece un apéndice del Eixample, del que mantiene la cuadrícula. Baró de Viver se originó en conjuntos de casas baratas, posteriormente modificadas; lo propio ocurre con Bon Pastor, aunque, en este caso, se añade un notable polígono industrial también en transformación. Sagrera pertenecía a Sant Martí de Provençals y alberga hoy, además de vivienda, el parque de la antigua fábrica Pegaso. Trinitat Vella era "la quinta forca", según reza la leyenda que sostiene que donde hoy está la cárcel estuvieron un día las horcas que marcaban el límite del territorio. Queda el Congrés, nacido del fervor del nacionalcatolicismo franquista al calor del Congreso Eucarístico de 1952.
Casi en el centro de Trinitat Vella hay una cárcel. Se creó como tantas de estas infraestructuras malditas que nadie quiere: arrasando el territorio. Se yergue sobre los restos del viejo Rec Comtal. Está llamada a desaparecer.
En Navas los cambios serán menos potentes, pero no por eso menos ansiados por los vecinos: el que fuera cuartel de la Guardia Civil, en la calle que da nombre al barrio, será reconvertido para acoger pisos asistidos y algún tipo de equipamiento. Es una transformación que tiene, en uno de los extremos de Sant Andreu, su correlato: donde antes había cuarteles habrá ahora tejido urbano: vivienda (en buena parte pública), equipamientos y algunos espacios verdes. No lejos, se ha consolidado como foco de atracción sociocultural lo que fuera la textil Fabra i Coats, un proyecto aún no terminado. La última decisión ha consistido en salvar la vieja sala de calderas. Inicialmente, iba a ser desmontada y convertida en guardería, pero se ha buscado otro sitio para los críos y se mantendrá la vieja sala como elemento de la historia industrial.
Un proyecto más: la transformación del canódromo Meridiana, en el Congrés. Cuando se construyó el barrio, se decía que Barcelona era "ascua de luz", fina ironía en una ciudad sometida a constantes apagones. Pues en ese barrio del Congrés sin apenas equipamientos se construyó, a principios de la década de 1960, un canódromo obra del arquitecto Antonio Bonet. En 1963 obtuvo el premio FAD y hoy es un edificio catalogado. El Ayuntamiento se ha hecho con él y se trabaja en la redefinición del mismo y de su entorno. De momento, se ha acometido una primera reforma que permita su uso inmediato. El distrito confía en que en primavera la gente podrá correr por donde antes lo hacían los galgos; la zona central será habilitada como espacio para juegos infantiles.
De modo que el futuro de Sant Andreu pasa por el AVE, pero los vecinos saben que parte de su cotidianidad cambiará también con la reforma de canódromo y la desparición de la cárcel de Trinitat Vella, como ha cambiado ya con la transformación de can Fabra y las modificaciones de los viejos polígonos de casas baratas de Baró de Viver y Bon Pastor, algunas aún en curso.
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