"Perder a mi madre me inspiró"
Musa de la new wave y la experimentación electrónica en los primeros años ochenta, la rubicunda cantante, pianista y poeta londinense Anne Clark grabó Our darkness, Sleeper in Metropolis, Wallies, Self destruct y algún otro tema de gran impacto antes de caer en un relativo olvido. Esta primavera reunió el ánimo suficiente para dar forma en Alemania a The smallest acts of kindness (Las más pequeñas muestras de bondad), una confluencia de su Ying digital y su Yang acústico que supone el regreso tras casi doce años. La rediviva Clark, espléndida a sus 48 años, afronta esta noche en la sala Heineken el primer concierto de esta segunda etapa artística. "Los españoles o los alemanes me entienden mejor que esos malditos ingleses", resume.
"Ahora ya no me siento cerca ni de la gente ni de la cultura británica"
Pregunta. ¿Advierte mucha bondad a su alrededor?
Respuesta. Al menos encuentro a bastante buena gente, algo que no era muy habitual... Supongo que atravieso por eso que llaman madurez y consigo mirar con otros ojos.
P. ¿Sintió durante estos 12 años de silencio que ya no le quedaba nada que decir?
R. Estaba desbordada por tanta información, mercadotecnia y materialismo. Me abruma esa sensación de entrar en una librería y desfilar ante los 3.000 nuevos títulos que se han publicado esa semana. Vivimos tiempos decadentes, un momento en que sólo conocemos el precio de las cosas, pero no su valor. Y no quería ser partícipe de ese proceso.
P. ¿Fue la muerte de su madre lo que le impulsó a escribir?
R. Cuando perdí a mi padre, en 1996, me quedé sin ganas de escribir una sola línea. Sin embargo, la muerte de mi madre, en 2006, me movió justo en la dirección contraria. De pronto sentí que la vida es un regalo lo bastante hermoso e impredecible como para no perder el tiempo. Necesitaba expresarme.
P. Su disco alterna sombrías alusiones a esa pérdida con reflexiones mucho más radiantes. ¿Cuál es su estado de ánimo?
R. Me siento muy bien. Durante años la gente ha exclamado: "¡Oh, Dios mío, Anne Clark, qué mujer tan oscura!", y le aseguro que nunca fue mi intención. Para deprimirnos basta con abrir el periódico o enchufar la tele.
P. ¿Es consciente de que en España su tema más popular es el instrumental Journey by night, la segunda parte de su Poem without words?
R. ¡Sí! La he tenido que ensayar, sé que no me perdonarían si me marcho sin tocarla. Lo escribí cruzando Alemania en tren, aterida de frío, pero supongo que encaja con esa naturaleza romántica de ustedes, los sureños.
P. ¿Ha encontrado alguna definición para su modo de cantar, más recitado que entonado?
R. La mejor definición es que... ¡eso no es cantar! En los años del punk todo el mundo gritaba mientras a mí me atraía la poesía. Por eso quise formular esa especie de música poética que tan difícil les resulta a algunos. Sobre todo a los británicos.
P. No parece que se entienda bien con sus paisanos...
R. Ahora ya no me siento cerca ni de la gente ni de su cultura, así que tengo que mudarme de allí, pronto. Leí Entre limones, el libro de aquel ex batería de Genesis [Chris Stewart, afincado en las Alpujarras granadinas], y me pareció una opción interesante. Quién sabe...
Anne Clark. Miércoles 22 a las 21.00 en la sala Heineken (Princesa 1, metro Plaza de España). 28 euros. Entradas en TickTackTicket (902 15 00 25).
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