Zarpazo de Hamilton
El británico se reencuentra con la victoria y ya sólo necesitaquedar entre los cinco primeros en Brasil para proclamarse campeón
Aunque el título no se decidió en el Gran Premio de China, Lewis Hamilton dio un zarpazo casi definitivo en su lucha por convertirse en el campeón mundial más joven de la fórmula 1, récord que ostenta Fernando Alonso. El piloto de McLaren se sobrepuso en Shanghai a la durísima presión a la que estuvo sometido toda la semana y ganó su quinta carrera del año. La victoria le permite aumentar su ventaja a siete puntos y le sitúa a sólo cuatro de cuadrar el sueño de su vida: le basta acabar entre los cinco primeros en la última cita, la de Brasil, para ser el rey. Felipe Massa, su rival, acabó ayer segundo más por imposición del equipo a Kimi Raikkonen que por méritos propios. A falta de siete vueltas, el finlandés fue cediendo terreno al brasileño hasta que le abrió la puerta para que le adelantara al final de una recta, maniobra que provocó ciertos abucheos.
"Siete puntos es una ventaja importante, pero no doy nada por hecho", reflexionó Hamilton; "iré a Brasil con la misma mentalidad: tratando de estar tranquilo, hacer bien mi trabajo y ganar los máximos puntos". Los fantasmas del pasado comenzaron a desaparecer de su mente. A falta de dos carreras para la conclusión del campeonato de 2007, superaba a Raikkonen por 17 puntos. Pero en China quedó atrapado en la gravilla cuando entraba en los boxes para cambiar de neumáticos con la pista mojada y en São Paulo se enmarañó en una lucha suicida con Alonso que le llevó a la pérdida del título, que fue para Raikkonen. La decepción de Hamilton y de McLaren fue atroz. Ayer, sin embargo, la cabeza del británico funcionó con la precisión de un reloj suizo, fue muy disciplinado y el equipo puso en sus manos el mejor monoplaza de la parrilla.
Desde que el viernes pisó la pista, Hamilton se mentalizó de que no había motivos para que el título se decidiera ya en Shanghai. En Japón descubrió que la prisa es mala consejera. Su pésima salida en Monte Fuji y los problemas que acumuló en la carrera le dejaron fuera de los puntos y la diferencia respecto a su rival se ajustó más. Fue otra lección. Tal vez, la que le faltaba para convencerse de que el campeonato no concluirá hasta dentro de dos semanas en São Paulo. "Haz tu carrera y olvídate de los demás", le decían en McLaren sabiendo que las numerosas críticas de los demás pilotos podrían afectarle. Y esta vez fue lo que hizo.
Hamilton ni siquiera pareció estar pendiente del retrovisor. Al contrario, con la vista fija en la primera curva, apretó el acelerador y su coche se desplazó a velocidad de vértigo desde la salida. Ni Raikkonen, ni Massa ni Alonso tuvieron opción. No podían seguirle. Hamilton se instaló en la cabeza y ahí se mantuvo hasta la conclusión. El británico y los demás favoritos no sufrieron ningún percance. Así que la carrera resultó muy anodina. Lo más espectacular fue la pugna que mantuvieron Alonso y Kovalainen por la cuarta posición. El español se encontró detrás de Massa en la salida y vio cómo el finlandés le superaba, pero antes de concluir la primera vuelta le adelantó espectacularmente apurando la frenada al entrar en la curva de final de recta por el interior. "Acerté al jugármela allí porque después Kovalainen rodaba más lento y me habría hecho perder tiempo", comentó Alonso.
No hubo más incidencia que la protagonizada por las órdenes de equipo de Ferrari. No fueron órdenes directas porque están prohibidas, pero, cuando llegó el momento, todo el mundo adivinó lo que iba a ocurrir. Raikkonen viajaba en una cómoda segunda posición y Massa no parecía en condiciones de alcanzarle. Pero en el segundo repostaje el brasileño le sacó ya cuatro segundos y, a medida que se acercaba el final, el finlandés aminoró su ritmo para ceder terrero a su compañero. A falta de siete vueltas, Massa apuró una frenada al final de recta y Raikkonen se escoró para abrirle la puerta. La operación había concluido. Ferrari respiró tranquilo. "No estoy en disposición de luchar por el título y sé lo que el equipo espera de mí. Traté de conseguir los máximos puntos para la escudería", dijo Raikkonen.
Massa se cobró así el favor que hizo a Raikkonen el año pasado, en Brasil, cuando le cedió la primera plaza y acabó segundo permitiendo que el finlandés ganara el título. A Hamilton no pareció importarle después de reencontrarse con el triunfo tras seis carreras. Massa sólo puede ser campeón si gana en São Paulo y Hamilton queda sexto o si es segundo y el británico octavo. Si la carrera de ayer es el referente, el británico no está dispuesto esta vez a perder la cabeza en Brasil.
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