Exquisita madurez

Quien ande buscando nuevos referentes para el pop rock en castellano, tramado con sobriedad, elegancia y sensibilidad, que no lo dude ni un instante: El Hijo debe encontrarse entre sus nombres de cabecera. Y es que, como dicen, de casta le viene al galgo: Abel Hernández formó parte durante años de una de las formaciones más interesantes de la independencia patria, Migala. Más tarde también se escoró hacia la electrónica con Emak Bakia, pero ha sido cuando se ha decidido a encabezar su propio proyecto unipersonal, El Hijo, cuando ha acabado por sumergirse en un folk rock confesional cantado en castellano que no tiene nada que envidiar a otros artistas más populares que también han contribuido en los últimos años a rediseñar la figura del cantautor hispano desde distintos ángulos, caso de Nacho Vegas, Quique González o Adriá Puntí. Los mini elepés La piel del oso (2005) y Canciones gringas (2006) pusieron su nombre en el mapa, y el álbum Las Otras Vidas, uno de los mejores facturados el pasado año en nuestro país, no hizo más que confirmar su talento. Esta tarde recala en Castelló, y todo aquel que no pueda acercarse al EACC de la capital de la Plana tendrá una segunda oportunidad el próximo martes en el Lluís Vives de Valencia.