La Generalitat reprocha a Sebastián que aplace una negociación con Nissan

El Gobierno catalán y los sindicatos mostraron ayer desconcierto y una actitud de reproche después de que el ministro de Industria, Miguel Sebastián, admitiera que no había abordado el recorte de plantilla anunciado por Nissan en Barcelona, la mayor escabechina que amenaza a la industria española desde 1993, en su encuentro con el presidente de Renault y Nissan, Carlos Ghosn, celebrado en París.

Sebastián anunció que se creará un grupo de trabajo para desarrollar el coche eléctrico en España, en el que participará la Junta de Castilla y León debido a la presencia de Renault en Valladolid. Añadió que se mantiene el compromiso del fabricante francés de aumentar la producción en España el 15% en 2009, informa Efe. Y prometió que habrá otra reunión para hablar de Nissan "en las próximas semanas". Como pretexto para no haber abordado ya el expediente de regulación de empleo (ERE), que afecta a 1.680 personas (el 37,5% de la plantilla), señaló que la reunión se había celebrado en la sede de Renault.

Fuentes de Presidencia de la Generalitat consideraron que "en el encuentro se debería haber hablado del futuro de la fábrica de Zona Franca" y que "se ha perdido una magnífica ocasión para empezar a plantear el futuro industrial de Nissan en España". La Generalitat ha pedido asistir a la próxima reunión, aún sin fecha, cita que enjuició "positivamente". El presidente José Montilla había entregado "mucha documentación" a Sebastián para que argumentara ante Ghosn que "la planta catalana es la quinta más competitiva del grupo". Nissan ha ganado 300 millones de euros en España en cinco años.

El responsable sindical de CC OO de Cataluña en Nissan, Javier Pacheco, calificó de "incomprensible" que Sebastián no tratara ya del problema, que ayer tuvo gran visibilidad en Barcelona, con una protesta de la plantilla del grupo, cuyo control está en manos de Renault. Jordi Carmona, de UGT, "confió" en que "cuando estén hablando de Renault sea como grupo, incluida Nissan", que considera que "quiere usar una caída del mercado conyuntural como si fuera estructural para abaratar costes".

Según la Guardia Urbana, fueron 1.100 los trabajadores que partieron de la plaza de Catalunya para protestar por el desmantelamiento parcial del centro de producción, repartiendo folletos informativos a transeúntes y a los dependientes que salían de las tiendas, incluidos algunos sorprendidos turistas sentados en las terrazas de la Rambla de Catalunya. Según los convocantes, la cifra rozó los 3.000 (sólo la línea de motores y las oficinas trabajaban ayer y lo harán hoy, en aplicación de la flexibilidad). La manifestación discurrió sin incidentes, entre lemas como Señor Montilla, salve a la plantilla y Barcelona, escucha, la Nissan está en lucha. El momento más tenso se produjo con la colocación de pegatinas en locales de concesionarios de Renault y de Nissan, contra los que lanzaron huevos.