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Cae el templo del atletismo madrileño

El nuevo estadio Vallehermoso acogerá 10.000 espectadores y tendrá piscinas

Las gradas que durante 46 años contuvieron la emoción de miles de madrileños, las tribunas que hicieron resonar su júbilo por las victorias o rumiar sus lamentos por los reveses, enmudecieron súbitamente ayer. Enormes taladradoras acometían, desalmadas, el ajado hormigón del estadio Vallehermoso, mientras se desplomaba pulverizado como los recuerdos de miles de atletas fascinados por el resplandor ensoñado de su césped, en lid contra sí mismos. Edificado sobre un antiguo cementerio y situado entre la avenida de las islas Filipinas, el parque de Santander y la calle de Juan Vigón, el Vallehermoso ha sido en cinco décadas casi la única dotación deportiva del distrito de Chamberí, cantera y templo del atletismo madrileño.

Carl Lewis, Edwin Moses y Sebastian Coe corrieron por sus pistas

Por sus mullidas pistas revestidas de bicapa, poliuretano doble para ocultar la huella claveteada de los atletas, surcaron héroes locales como José Luis González, campeón de los 1.500 metros; Miguel de la Quadra Salcedo, otrora celebrado jabalinista; o Manuel Cabrera, récord nacional de los de 400 metros. Pero también volaron sobre sus calles de suave color teja Carl Lewis, Sebastián Coe o Edwin Moses.

Ningún crédito pudo parar ayer la demolición anunciada de un estadio, con fría piscina descubierta, frontones, petanca y más de 300 árboles, encarnado en el corazón de un barrio que siempre lo acogió con cariño y que halló en su pelouse un mar verde y excitante.

¿Por qué demolerlo? Responde el arquitecto Eduardo Beotas, supervisor municipal: "Miren ese hormigón, triturado por la erosión; esas tribunas deshechas; esas taquillas desvencijadas, ¿son propias del siglo XXI?", se pregunta. ¿Qué será ahora del Vallehermoso? "Vamos a hacer otro estadio homologable a las exigencias de la Federación Internacional de Atletismo: tendrá capacidad para 10.000 personas, hasta ahora sólo podía acoger a 6.000; tendrá 400 metros de cuerda, ocho calles en lugar de las seis actuales, más un pabellón polideportivo con aforo para 1.500 personas y salas auxiliares, como la de esgrima, que tuvo aquí el mejor club de España", subraya ufano Miguel de la Villa, director general de Deportes del Ayuntamiento.

El futuro complejo deportivo contará también con piscinas cubierta y descubierta de 50 metros, más un estacionamiento de 800 plazas, explica Alfonso Cano, arquitecto del estudio Cano Lasso, ganador del concurso municipal de Arquitectura convocado para la ocasión. "Las nuevas instalaciones se adentrarán bajo el talud natural que forma el declive entre la calle de Juan Vigón y la avenida de las Islas Filipinas".

¿Y los 300 árboles, abetos, pinos, cedros, chopos y prunos que jalonan hoy el perímetro del viejo estadio? "Conservaremos el mayor número posible", asegura De la Villa. "Trasplantados y de nuevo implante". Y responde a una duda: "Hay dinero para esta obra, pierdan cuidado". Eso parece: mientras en un gran cartel hacia la avenida de las Islas Filipinas se lee "Presupuesto de demolición 2.609.160,30 euros", la nota municipal oficial distribuida ayer lo fijaba en 5.464.210 euros.

"Me ha dado mucha pena saber que demolían el estadio, por eso he venido a tomar unas fotos de recuerdo: desde que cumplí 10 años me entrené aquí", dice con nostalgia Miguel Fregenal, comercial, de 60 años, maratonista. Luisa, vecina del barrio, de 62 años, dice: "Ojalá se acuerden de los mayores y podamos hacer deportes nuestros". Los portavoces municipales prometen fitness, aerobic y otras bicocas. "Ya veremos", dice Joaquín. "Lo mismo hacen lo que la Comunidad ha hecho ahí enfrente, en el parque de Santander, donde sólo juegan al golf unos cuantos ricos".

Vídeo: ÁLVARO DE LA RÚA / VICTORIA TORRES

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