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El acusado del homicidio en Joy Eslava dice que no fue intencionado

Rachid Tachti, libio de 26 años, es "un pieza" según la opinión de policías, abogados y periodistas. A su edad ha conseguido reunir un listado de antecedentes policiales de tres folios y una considerable mala fama en discotecas y locales nocturnos. Sus malas compañías le llevaron a ser imputado en el caso del 11-M, aunque nunca fue procesado. Pero el juicio celebrado ayer en la Audiencia Provincial no va sobre el carácter inmoral de Rachid, sino sobre si mató intencionadamente a un joven llamado Roberto García en la discoteca Joy Eslava, el 26 de diciembre de 2005.

Una pelea iniciada esa noche en la discoteca, y aún no esclarecida, acabó en una batalla campal con bombardeo de botellas y varios heridos. Durante el altercado, Rachid y Roberto, que también tenía antecedentes policiales, se enfrentaron y este último acabó con un navajazo en la parte derecha del abdomen que le seccionó la arteria ilíaca. Murió desangrado en pocos minutos. A pesar de que Rachid dijo ayer que "todo ocurrió muy deprisa" y que no sabe si "él se la clavó", no hay muchas dudas de que fue él quien apuñaló a Roberto: "No hubo ninguna intención. Yo agarré la navaja por el filo. Él intentaba tirarla hacia mí. Mi impulso fue agarrarle la mano para que no me agrediera. Entonces cayó al suelo y la navaja estaba en mi mano".

Legítima defensa

La fiscal y el abogado de la acusación particular aseguran, por el contrario, que Rachid fue quien tiró de navaja y apuñaló a Roberto, aunque ambos difieren en el término para describir el hecho: homicidio, según la fiscal, que pide 13 años para Rachid; asesinato, según el letrado, es decir, homicidio con alevosía, por el que pide 20 años.

Las investigaciones de la policía en las horas posteriores al fallecimiento iban por la línea de la legítima defensa. Rachid es zurdo y tenía cortes en esa mano. La defensa utilizará un informe del forense que señala que esos cortes son compatibles con la versión dada por Rachid.

Pero quienes determinarán si es o no culpable serán los miembros del jurado. Ayer escucharon el relato de los hechos que hizo Rachid. Éste pidió perdón a la familia de Roberto e insistió en que lo que pasó no fue intencionado. Cuando la fiscal le preguntó que por qué no se entregó después de lo ocurrido, Rachid exclamó: "¡Quién iba a creer que un norteafricano es inocente de lo que pasó!".

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