Nueva vieja escuela de música
El Conservatorio del Liceo entra en el siglo XXI. Tras año y medio de obras, hoy abre en el corazón del Raval su nueva sede, un edificio de seis plantas, dotado con 90 aulas insonorizadas, diseñado por el arquitecto Dani Freixes y situado en la calle Nou de la Rambla, con una superficie construida de 9.200 metros cuadrados. Aunque las obras no acabarán del todo hasta diciembre, las clases comenzarán hoy en el nuevo edificio, construido con un presupuesto de 18 millones de euros en un terreno que cede el Ayuntamiento por 50 años.
No se puede escribir la historia musical de Barcelona sin el Conservatorio del Liceo, institución privada creada en 1837 que ocupaba ahora un lateral del mismo edificio que acoge el Gran Teatro del Liceo. En estos 151 años ha formado a miles de personas, entre las que figuran Frederic Mompou, Joan Guinjoan y Montserrat Caballé.
En el nuevo edificio se duplicará, de 300 a 600, el alumnado de grado superior
"Entramos en el siglo XXI sin perder las raíces", asegura la directora del Conservatorio del Liceo, Maria Serrat, que reivindica con orgullo el "proyecto pedagógico único" que llevan adelante, y que engloba escuelas de iniciación, grado elemental y medio -tutelan una red de 32 centros asociados- y la joya de la corona, los estudios de grado superior, que tienen rango universitario tras la revisión europea con el proceso de Bolonia. Es, además, la única institución en Cataluña que imparte este nivel junto con la Escuela Superior de Música de Cataluña (Esmuc).
Pero el optimismo por la inauguración de la nueva sede no logra disimular, asegura Serrat, la preocupación por la situación económica que afrontan. "Nos hemos endeudado hasta las cejas para construir el nuevo edificio, que contribuye a la revitalización del sur del Raval, sin más ayuda económica institucional que la cesión municipal del terreno", afirma. Para hacer frente a los gastos y mantener el grado de calidad de su enseñanza superior, el Conservatorio ha pedido a la Generalitat una aportación económica por la obra y que el Departamento de Enseñanza beque con 6.000 euros los cursos que valen 9.000, como ya hace con los estudiantes de la Esmuc. "No podemos financiar con recursos propios un proyecto pedagógico de esta envergadura", explica.
Serrat asegura que las nuevas instalaciones permitirán duplicar el alumnado de grado superior, pasando de los 300 actuales a 600. "Necesitábamos crecer físicamente, porque las antiguas instalaciones se habían quedado pequeñas y no estaban bien equipadas para la música moderna y el jazz", comenta la directora, que explica que la antigua sede acogerá la Escuela Superior de Canto y estudios de flamenco no reglados. "En el nuevo centro disponemos de 90 aulas completamente insonorizadas y adaptadas a las necesidades de cada tipo de instrumento". En sus diferentes niveles, tienen durante este curso más de 2.000 estudiantes. El 20% de estos alumnos son extranjeros, procedentes de Europa, Estados Unidos, América Latina y diversos países asiáticos.
El nuevo edificio, con fachada también a las calles de Tàpies y Estel, junto a los jardines de Sant Pau, tiene una linterna en el centro que permite que la mayor parte de sus dependencias tengan luz natural. Las aulas, diseñadas para facilitar la concentración de los alumnos durante las horas de ensayo, sin interferencias acústicas, y las salas de estudio ocupan de la primera a la cuarta planta. La planta baja y el subterráneo acogen equipamientos que permitirán dinamizar la vida cultural del barrio, como un auditorio con capacidad para 400 personas cuyo escenario permitirá programar ópera de cámara y ciclos de música clásica, moderna, jazz y flamenco.
En la planta subterránea cuentan, además, con dos grandes salas de ensayo para el coro y la orquesta sinfónica del Conservatorio y un estudio de grabación, mientras que en la planta baja se ubicará un bar-restaurante y una amplia tienda especializada en instrumentos musicales, libros y partituras. Si se cumplen los plazos previstos, estos equipamientos se estrenarán en diciembre.
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