Una segunda vida creativa

Después de muchas vueltas -ahora la conservamos, después la derribamos, luego hacemos una réplica en otro lugar-, el Ayuntamiento de Irún tomó una decisión el pasado julio que parece definitiva. Mantendrá en su emplazamiento original, la Avenida de Iparralde, la casa-taller donde vivieron y trabajaron once años los artistas Jorge Oteiza y Néstor Basterretxea. Eso sí, tendrá que emplearse a fondo en la rehabilitación del inmueble, porque unos añadidos horribles y la falta de cuidados durante los últimos tiempos esconden las formas iniciales del edificio, de inspiración racionalista.

Una vez claro que salvará el continente, al consistorio le queda ahora por delante la tarea de concretar el contenido que dará a la antigua casa-taller. Para ello, el alcalde irundarra, el socialista José Antonio Santano, ha remitido sendas cartas tanto al Museo Oteiza como a personas cercanas al escultor oriotarra, el centenario de cuyo nacimiento se cumple el próximo 21 de octubre. Entre los remitentes figuran el propio Basterretxea, el fotógrafo Fernando Larruquert y el empresario y promotor cultural de la ciudad fronteriza Jaime Rodríguez Salís. Santano quiere reunirse con ellos "en cuanto sea posible" para recabar sus sugerencias.

La casa-taller a la que Oteiza y Basterretxea se trasladaron en 1957 empezó a construirse un año antes. Rodríguez Solís relata en su libro Oteiza en Irún que el controvertido artista empezó a "sorprender" con sus ideas sobre el edificio aún por edificar diciendo que iba a ser "un cubo de hormigón colgado de unos cables". Finalmente, parece que fue Basterretxea quien propuso "un producto de vanguardia, pero de ejecución posible", según recoge la publicación. El arquitecto Luis Vallet se hizo cargo del proyecto, la dirección de obra y los trámites oficiales.

"Quedó muy Le Corbusier, moderno, de líneas puras, muy cúbico y simple", comenta medio siglo después Basterretxea. El artista vizcaíno plantea un futuro uso de dimensión internacional y local. Opina que podría albergar una biblioteca de arte y arquitectura muy especializada y, al mismo tiempo, convertirse en un espacio para los artistas jóvenes del Bidasoa.

El director del Museo Oteiza, Gregorio Díaz Ereño, propone hacer del edificio "un lugar de encuentro para el pensamiento", muy vinculado "por la propia presencia del edificio" con la arquitectura, disciplina en la que Oteiza estuvo muy interesado. Piensa en la posibilidad de organizar "una especie de talleres" donde "artistas de un nivel más o menos importante que ya han madurado su obra puedan intercambiar opiniones con jóvenes que tratan de abrirse un camino". Y destaca el enclave fronterizo de la antigua casa-taller como una oportunidad.

El alcalde de Irún se inclina por dar mucho protagonismo a los jóvenes creadores. Y sugiere organizar exposiciones temporales, que podrían estar ligadas a los fondos de la Fundación Oteiza. A la espera de concretar los contenidos, de momento confía en que baste con restaurar el edificio y no haga falta reconstruirlo. "Los técnicos darán la última palabra", resume.