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Columna
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La Declaración sobre Igualdad

Valencia ha albergado recientemente la VIII Conferencia de la Asamblea de las Regiones de Europa (ARE) sobre la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.

Con tal motivo, la asamblea aprobó por unanimidad la denominada Declaración de Valencia (2008), sobre el acceso igualitario al mercado laboral. De este modo, la Comunitat Valenciana protagonizó la acogida de un foro europeo para subrayar una de las prioridades en las que se viene trabajando, que es la igualdad de toda la ciudadanía; y concretamente en este caso, la igualdad entre mujeres y hombres.

A pesar de los esfuerzos realizados, y también de los avances conseguidos, la igualdad entre mujeres y hombres en el ámbito laboral es todavía un reto.

Para garantizar esa igualdad, la ARE aprobó en la Declaración tres prioridades en las que viene trabajando la Comunitat Valenciana.

La primera de ellas, es la orientación profesional y la formación. En este sentido, la ley para la igualdad entre mujeres y hombres de la Comunitat Valenciana, aprobada en 2003, supuso un trabajo pionero para fomentar la integración de las mujeres en el mercado laboral; y para sensibilizar a todo el tejido empresarial, con la obtención del visado de planes de igualdad.

La segunda prioridad aprobada por la ARE es la reducción de las diferencias salariales entre mujeres y hombres. El objetivo reclama una revisión de los trabajos realizados desde los departamentos de recursos humanos, y también la integración de la perspectiva de género en los estudios presupuestarios y de posibles incentivos en las distribuciones salariales.

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Por último, y no menos importante, la tercera prioridad es la conciliación entre vida profesional y vida privada, que es una aspiración de hombres y de mujeres. Seguramente ésta es la prioridad que reclama un cambio estructural y cultural más radical. En el sentido de que reclama una revisión de las libertades individuales de hombres y mujeres, para distribuir las responsabilidades personales y familiares; pero también para abrir nuevamente un debate sobre las funciones de las mujeres en la vida pública; y de los hombres en la vida privada.

Durante las últimas décadas las mujeres han sido capaces de desarrollar esfuerzos importantes, para llevar a cabo en ocasiones dobles y triples jornadas, en sus trabajos y en sus ámbitos personal y familiar. Sin embargo, en ese proceso, los hombres han permanecido en ocasiones como observadores, que han incrementado sus ámbitos de poder y control en la esfera pública, sin repensar las funciones que les corresponden en la esfera privada.

Sin ánimo de plantear como antagónicas ambas funciones, lo cierto es que las políticas de conciliación son instrumentos para toda la sociedad, en las que necesariamente hay que involucrar a los hombres. El discurso teórico de los sesenta ha pasado ahora a un debate pragmático, en el que se hace necesario contar con las mujeres en la vida pública, para construir una sociedad más acorde con la propia realidad; pero también es necesario incorporar a los hombres en las responsabilidades personales y familiares, cuya calificación de importancia no es objeto de debate, sino seguramente un reclamo pragmático para proponer una sociedad mas equilibrada.

En este sentido, la Declaración de Valencia señala explícitamente que unas normas respetuosas con la conciliación, serían normas más justas que ayudarían a crear un equilibrio necesario entre vida profesional y vida privada para mujeres y hombres.

Podemos congratularnos de que Valencia haya sido la sede de aprobación de esta Declaración; queda la aplicación de los compromisos asumidos, con la colaboración de toda la sociedad valenciana.

Juan G. Cotino Ferrer es vicepresidente tercero del Consell y conseller de Bienestar Social.

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