"Impecable ascensión"
Edurne Pasaban corona el Manaslu, suma 11 'ochomiles' de los 14 existentes e iguala a Kaltenbrunner y Meroi, que hizo cima el sábado
"Ha sido una pasada. La nieve estaba perfecta. Hacía frío, sí, bastante frío, pero el día era espectacular, con unas vistas increíbles del Himalaya. La cima, el esfuerzo... Ha valido la pena esperar dos semanas en el campo base a que finalizaran las nevadas del monzón. Sí, valió la pena tener paciencia por el premio conseguido".
Cansada, pero eufórica y satisfecha, expresó ayer Edurne Pasaban (Tolosa, 1971), en conversación telefónica con EL PAÍS, sus sentimientos al coronar el Manaslu, de 8.156 metros, su undécima cima de 8.000 metros, en su reto de ser la primera mujer en conquistar la colección de los 14 ochomiles existentes.
Recién llegada al campo base (a las 18.00 horas en Nepal, las 14.15 en España) y con el esfuerzo acumulado por la ascensión y el rápido descenso, Pasaban, abrigada e hidratándose con té, tuvo que cumplir como una deportista profesional y atender las llamadas telefónicas de algunos medios de comunicación, patrocinadores y familiares para explicar su última aventura.
"Hacía frío, pero el día era espectacular, con unas vistas increíbles sobre el Himalaya"
La semana que viene tiene previsto hacer un intento rápido en el Shisha Pantgma
"Hemos tenido mucha suerte", afirmó Pasaban, "porque, con el fuerte viento que hacía entre el tramo de la cima secundaria y la principal, parecía imposible. Pero, a medida que nos íbamos acercando, cesaba el viento y hemos podido recorrer el último tramo, técnico y expuesto, sin él". Acto seguido, se congratuló: "¡Lo hemos conseguido todos! La ascensión ha sido impecable".
Eran las nueve de la mañana en Nepal (las 5.15 horas en España) cuando el grupo de Pasaban pisaba la cima del Manaslu, una montaña "complicadilla", según ella, pero menos difícil, en cuanto a la técnica y los peligros de la ruta, que el resto de los ochomiles hollados anteriormente. Sólo el Cho Oyu es considerado (siempre por sus rutas normales, las autopistas) más fácil que el Manaslu. Fueron la misma Pasaban y su compañero Asier Izaguirre los primeros en coronar la cima. Les siguieron Mikel Zabalza, Ferran Latorre, Àlex Chicón, Juanjo Garra, Ester Sabadell, la polaca Kinga y los sherpas Muktu, fiel escudero de Pasaban desde 1998, y Pemba.
Fue un éxito de equipo, fruto de seis horas de esfuerzo durante los últimos 700 metros de ascensión, desde el campo 3, situado a unos 7.400 metros, en los que Pasaban iba bien protegida por sus amigos abriendo la huella en la nieve profunda.
"Después de 15 días de nevadas, lo veíamos muy negro. Y ya ve. Se ha hecho cumbre", prosiguió Pasaban. "Ya tengo 11 ochomiles y ganas de terminar el reto de los 14, pero en esta ocasión he disfrutado mucho", comentó a continuación.
Y no era para menos. Pasaban explicó cómo fueron los últimos 150 metros hasta la cima, una travesía técnica que lleva de la cumbre secundaria a la principal: "Asier y yo hemos fijado este tramo muy expuesto con un cordino de 30 milímetros. No era difícil, pero, al caminar sobre una cornisa, había que asegurarse. Luego, pasaron los otros, siempre de dos en dos". Y añadió: "En esta ocasión, como sucedió por ejemplo en el K2 en la travesía final, muy técnica y terrible, en la que Mikel Zabalza demostró ser el gran alpinista del grupo, no me he puesto nerviosa. El día era tan lindo que he tenido tiempo para hacer fotografías y charlar un buen rato en la cima secundaria con mis compañeros. Ha sido maravilloso".
No estuvieron sólo los alpinistas españoles. El día anterior, expediciones comerciales con botellas de oxígeno, consideradas dopaje desde enero de 2007, habían allanado la ruta hacia la cima, aunque la mayoría de ellas sólo llegaron a la cumbre secundaria. Es decir, no hicieron el Manaslu.
Quien sí hizo cumbre fue la italiana Nives Meroi, una de las dos adversarias de Pasaban en el reto de ser la primera alpinista en concretar la colección de los 14 ochomiles. Meroi, con el Manaslu, alcanzó también el undécimo. Pero, al contrario que la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner, con el mismo número de cumbres, Pasaban y Meroi casi no se dirigen la palabra.
Era la primera vez que ambas coincidían en una montaña y jugaron a evitarse. "Con Nives me crucé en el campo base hace una semana. Le dije hola y adiós. Apenas me miró", recordó Pasaban. En cambio, Gerlinde y Edurne demostraron en el Broad Peak, en 2007, que había fair play al coronar la cima juntas y apoyarse durante el ascenso y el descenso. Las dos damas del Himalaya incluso mantienen una buena relación vía correo electrónico.
La carrera femenina por los 14 ochomiles está en la recta final. Las tres alpinistas suman 11 y siguen una estrategia para terminar en 2009. Mientras que Kaltenbrunner ha tenido un contratiempo este verano al fracasar en el K2, Pasaban y Asier Izaguirre tienen previsto viajar hoy a Katmandú y en una semana plantarse en la base del Shisha Pangma (8.047 metros) para hacer un intento rápido aprovechando la aclimatación en el Manaslu. Sería su ochomil número 12, cifra que Meroi también podría alcanzar si tiene éxito este mes en el Annapurna. Es un duelo, sin embargo, carente de valor alpinista.
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