Rusia reconoce que los Románov fueron víctimas políticas
El Tribunal Supremo de Rusia rehabilitó ayer al último zar, Nicolás II, y a su familia, que fueron asesinados por los bolcheviques en 1918. La Casa Románov llevaba muchos años luchando porque los zares fueran reconocidos como víctimas de la represión política. Todas las instancias se habían negado a ello hasta ayer, ya que consideraban que la muerte de la familia imperial era sólo un asesinato cometido en el sótano de la casa de Ipátiev en Yekaterimburgo, sin que mediara ninguna acusación ni juicio.
La decisión del Presídium del Supremo es indudablemente una decisión política y simbólica, que era esperada por mucha gente en Rusia: por la Iglesia ortodoxa -que canonizó en el año 2000 a Nicolás, su esposa Alejandra, su hijo, el zarevich Alexis, y sus cuatro hijas-, por los monárquicos, los defensores de derechos humanos y, por supuesto, por los anticomunistas.
Arseni Roguinski, que encabeza la sociedad histórico-ilustradora y de derechos humanos Memorial, aplaudió ayer la decisión. Roguinski y otros intelectuales, como el escritor Edvard Radzinski, piensan que la rehabilitación del último zar debe "abrir el camino" para dar sepultura a Lenin, cuyo cuerpo embalsamado todavía se encuentra en el mausoleo en la plaza Roja de Moscú.
Los bolcheviques uralenses decidieron fusilar a la familia real asustados por el avance de las tropas blancas, que podían liberar al zar y ponerlo al frente del movimiento contrarrevolucionario. Pero no sólo los asesinaron, sino que decidieron hacer desaparecer todos sus restos. El año pasado fueron exhumados los restos del zarevich Alexis y la gran duquesa María no lejos del lugar donde habían encontrado a sus padres y hermanas.
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