Se acabaron los simulacros
El Zenit, campeón de la Copa de la UEFA y la Supercopa europea, medirá el verdadero potencial del Madrid
El autobús que transportaba al Madrid atravesó los puentes del Neva y aparcó junto al estadio Petrovsky ayer por la tarde. Hacían menos de diez grados y las nubes de tormenta se amontonaban en el horizonte. Al ver el edificio de entreguerras, con un aforo para 20.000 espectadores y rodeado por una columnata dórica, Bernd Schuster se acarició el bigote. El técnico alemán no esperaba encontrar un campo tan pequeño. "Es muy bonito y el público estará muy cerca del terreno de juego", dijo; "eso va a ayudar al Zenit".
Desde la derrota en Mónaco, en los cuartos de final de la Liga de Campeones de 2004, en aquel partido que Beckham vio desde un hotel en los Alpes, adonde se marchó de puente, el Madrid viaja por Europa con paso vacilante. No hay nada que preocupe más a los hinchas madridistas que la actuación de su equipo en este torneo. Si la Champions es el laboratorio en el que se mide la excelencia, los últimos resultados en esta competición reflejan que el club de Chamartín atraviesa un periodo de depresión. Schuster y sus jugadores tienen ante sí el reto de restablecer un orden perdido. Los rivales que deberán afrontar en la primera fase anuncian que las emociones serán intensas antes de Navidad. Uno de los puntos más relevantes del calendario es el que señala el partido de hoy (18.30 horas, Antena 3). La llegada del Madrid al estadio Petrovsky supone que el mes de los simulacros ha terminado. El Zenit no sólo determinará si el Madrid es capaz de resolver con éxito su encuentro con un adversario potente. Además, servirá para observar el estado real del equipo.
"Este partido y el que juguemos en Turín contra la Juventus serán los más difíciles del grupo", observó Schuster. "Creo que para pasar a la siguiente ronda tendremos que ganar uno de los dos", añadió. El alemán encabezó la expedición con su habitual rostro de piedra. No tiene pocos problemas que resolver, pero se lo toma todo con una filosofía que mezcla la ironía, el sentido del humor y el malhumor. El Madrid, como la Bolsa, es un sistema complejo en el que hay valores que suben y valores que caen. Schuster ha visto cómo su defensa se refuerza con la recuperación de Cannavaro y se ha sentido libre para desprenderse de Metzelder y Salgado, a los que dejó en Madrid. En el ataque, tiene más dilemas. La baja forma de Raúl y el mejor estado de Robben, Higuaín y Van Nistelrooy le invitan a plantearse un ataque sin el capitán. Deberá sopesar qué le interesa más esta noche: la experiencia o la vitalidad. Espera el Zenit, vigente campeón de la Copa de la UEFA y de la Supercopa europea. Un equipo temible. Perfecto para saber de qué madera está hecho el Madrid.
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