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Reportaje:LOS PAPELES DE SINATRA

Así respiraba 'La Voz'

Sinatra buceaba para ampliar su capacidad pulmonar. Aprendió a respirar viendo a Tommy Dorsey tocar el trombón. En los hoteles solicitaba abundantes 'kleenex'. A los 10 años de su muerte se edita un libro que incluye facsímiles y un CD de rarezas

Joseba Elola

Eran los días dorados de las big bands, los días de formaciones de músicos perfectamente trajeados que se levantaban de la silla y coreografiaban con elegancia el movimiento de sus saxos, trompetas y clarinetes. Frank Sinatra se acercó una noche a la sala Roseland, meca del bebop de los años cuarenta, situada en la calle 52 de Nueva York. Sobre el escenario, el gran Tommy Dorsey, el sentimental gentleman del swing, al frente de su banda. Frankie quedó fascinado con la técnica de Dorsey tocando el trombón. Parecía que no paraba nunca a tomar aire, parecía capaz de estar 16 compases sin respirar: ¿cómo demonios lo hacía? Al trabajar años después en la orquesta de Dorsey consiguió descubrir el truco. "Y aprendí a tomar aire por la comisura de los labios. A veces en medio de una palabra, entre las sílabas".

Su obsesión era que al cantar no se notara que estaba respirando.

Esta pequeña historia la contó Sinatra en una entrevista radiofónica que concedió en 1981 a Arlene Francis para la WNEW. Una entrevista que se puede escuchar en el CD que acompaña a Frank Sinatra, el álbum, libro que edita ahora

Global Rhythm y que recoge fotos de la vida de La Voz, testimonios familiares, facsímiles y un disco con entrevistas y rarezas varias.

Éste es un producto para fetichistas. Para sinatristas fetichistas. Intercaladas entre las páginas del libro, 13 bolsitas de papel traslúcido. En cada una ellas, una colección de facsímiles que dan testimonio de los episodios de la vida de la gran voz de la música popular del siglo XX: reproducciones de una carta escrita a Cary Grant que firma como Francis Albert, que así firmaba cuando escribía a sus amigos; el programa de la gala que preparó en 1961 para apoyar la nominación de John Kennedy (además de la grabación de la parodia que hizo de High Hopes con el estribillo: "Venga y vote a Kennedy, nos llevará a lo más alto"); la portada del álbum que estuvo a punto de grabar junto a Antonio Carlos Jobim, y que al final se fue al traste... Materiales pertenecientes a la familia, a los herederos y al entorno del cantante que el encargado de los archivos familiares, Charles Pignone, presidente de la Sinatra Society of America, recopiló a lo largo de 20 meses.

En la entrevista con la WNEW, Sinatra desentraña algunas claves del proceso de educación de su voz. La música clásica también le inspiró para crear su inconfundible estilo. Se iba planteando retos. La capacidad del violín de Heifetz, al que vio en el Carnegie Hall, para ejecutar una nota desplazando el arco de arriba abajo sin interrupción alguna le llevó a intentar hacer lo propio con su voz. Las piscinas públicas de Nueva Jersey fueron el lugar al que acudía a bucear para ampliar su capacidad pulmonar. El joven Sinatra escuchaba atentamente los fraseos del saxo de Lester Young, la intensidad emocional de Billie Holiday, las síncopas y el tempo de Bing Crosby. "Mi padre no cantaba mucho en casa", cuenta en el libro su hija Nancy. "No le oía cantar en la ducha. (...) Silbaba a menudo, y de cuando en cuando hacía 'mi mi mi' para comprobar el estado de su garganta". El texto del libro está compuesto por testimonios de la familia Sinatra (sus hijos Nancy, Tina y Frankie Jr.) y de algunos de sus más estrechos colaboradores (su pianista Bill Miller, el guitarrista Al Viola, el productor Quincy Jones...). También se reproducen testimonios del propio Sinatra: "Me gusta grabar a altas horas de la noche. Cuanto más tarde, mejor. Mi voz no está hecha para usarse de día".

Sinatra era un tipo canalla y elegante, como canallas y elegantes eran sus requerimientos a la hora de ocupar la suite de un hotel. En uno de los facsímiles se reproducen las exigencias del artista, remitidas por carta mecanografiada al hotel Ballys de Las Vegas el 8 de febrero de 1988. En letras mayúsculas, una exigencia: "Asegurarse de que las cortinas no dejen que pase un rayo de luz cuando estén cerradas". A continuación, el listado de elementos imprescindibles para su estancia: una nevera; papel higiénico de marca (color crema); abundancia de paquetes de kleenex, también de marca, diseminados a lo largo y ancho de la habitación; papeleras extra repartidas por la estancia; toallas de la mejor calidad (tono crema); siete almohadas de pluma; bombillas de 100 vatios de potencia; cuatro humidificadores... Para comer, abundancia de frutas y crakers; salami de Génova, prosciutto y pan italiano, y caramelos Life con sabor a cereza. En cuanto al bar, agua de Evian, whiskys Jack Daniels y Cutty Sark, además de sodas, vodkas, ginebras y una botella de tequila Cuervo Gold.

"Echo de menos aquellos días en la carretera con él", confiesa por correo electrónico Charles Pignone, autor del libro, que acompañó a Sinatra durante sus diez últimos años de carrera y que posteriormente presidió el mayor club de fans de Sinatra de Estados Unidos. "La de Frank Sinatra fue una voz de coraje, segura: llegó a la gente, emocionó como ningún otro cantante pop lo ha hecho nunca". El libro, que por 49,50 euros se vende como un álbum de la colección privada de la familia, es más un álbum profesional que familiar. La inmensa mayoría de las fotos son de su faceta profesional, así como la mayor parte de sus facsímiles. De hecho, se trata de una reedición del año 2004 a la que siguió en 2007 un auténtico álbum familiar recopilado por el mismo autor. Hay, eso sí, curiosidades que son auténticas perlas para los fans del genio nacido en Nueva Jersey el 12 de diciembre de 1915.

El monólogo inédito que pronunció Sinatra poco después de cumplir los 50 sobre el escenario del hotel Sands de Las Vegas es una de esas perlas del CD que acompaña al libro. En él despliega sus dotes de cómico, las que cultivó durante los años de la radio, las que elevó a la categoría de arte flanqueado por Sammy Davis Jr. y Dean Martin, sus colegas del célebre Rat Pack. "Tuve una infancia normal", cuenta en tono de broma a los que esa noche asistían al show, "cuatro agujeros en la cabeza y seis cicatrices en la cara; ya sabéis, la típica adorable infancia en un barrio deprimido". Inflexiones de tipo canalla, alusiones a las noches locas, afiladas líneas que sus avispados guionistas le preparaban y una despedida muy de Sinatra: "Señoras y señores, me gustaría dejarles con una reflexión: las personas que no beben me dan pena por eso; porque, cuando se levantan por la mañana, el día que tienen por delante sólo puede ir a peor". -

EL 'CROONER'. Sentado al piano, Sinatra, el gran intérprete popular del siglo XX.
EL 'CROONER'. Sentado al piano, Sinatra, el gran intérprete popular del siglo XX.

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Sobre la firma

Joseba Elola
Es el responsable del suplemento 'Ideas', espacio de pensamiento, análisis y debate de EL PAÍS, desde 2018. Anteriormente, de 2015 a 2018, se centró, como redactor, en publicar historias sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad, así como entrevistas y reportajes relacionados con temas culturales para 'Ideas' y 'El País Semanal'.

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