Miuccia vuelve a sus orígenes

Miuccia Prada elevó anoche el listón de la Semana de la Moda de Milán. Nadie esperaba menos. Miuccia y los suyos juegan en casa y están acostumbrados a la goleada en términos de visibilidad e influencia en el circo de la moda, que se cita hasta el sábado para la bacanal de la próxima primavera de grandes firmas de la moda italiana como Giorgio Armani, Dolce & Gabbana, Max Mara, Gucci, Fendi, Gianfranco Ferré, Alberta Ferretti o Versace.

La vuelta al estilo primitivo, por sus fueros, que se dice, no fue óbice en Prada para ahondar en su empeño para investigar en nuevos materiales. Para la ocasión mezclaron hilos metálicos con tejidos nobles como popelín de algodón y seda duchesse para conseguir un efecto moldeable y arrugado que se adapta al cuerpo. No quiere decir tal cosa que las siluetas no sean hiperfemeninas, efecto conseguido a base de chaquetas cortas con minimangas, boleros, bustiers, sujetadores y faldas rectas a la rodilla, a veces dotadas con unos microdelantales como si fueran cinturones. Valen tanto los estampados de pitón como los animalitos de mar hasta los brillantes y envejecidos oros amarillos.

Los sucesores de Gianfranco Ferré levantaron un homenaje al maestro

Fiel a su minimalismo, el belga Raf Simons deslumbró con su habitual paleta de colores (o, más bien, la ausencia de ellos) al frente de la casa Jil Sander, en el que resultó, a la postre, uno de los mejores del día.

Antes fue el turno de la española Cristina Ortiz, quien presentó su segunda colección para Salvatore Ferragamo a base de líneas arquitectónicas, asimétricas, con formas de trapecio para vestidos largos plisados y dotados de tirantes con hebillas, espaldas en forma de T y en vibrantes colores pistacho, papaya y fucsia.

Con la misma sensación de los deberes hechos dejó el dúo formado por Tommaso Aguilano y Roberto Rimondi, nuevos directores creativos de Gianfranco Ferré, a los asistentes a su desfile. Han rebuscado en los archivos del maestro Ferré para levantar un homenaje a sus siluetas geométricas, los cortes precisos y las icónicas blusas de organza blanca. Elementos todos que supieron renovar y traer al nuevo milenio.

Algo más asentado en Bottega Veneta vive, sin duda, Tomas Maier, para quien el énfasis estuvo en la ruta de las especias como el curry, el tabaco, el cacao o el caramelo en suaves napas para amplios blusones, camisetas, shorts anchos estilo años cuarenta o faldas amplias.

Un algo menos sobrio Giorgio Armani optó en su desfile del lunes para la línea Emporio por un estilo más cómodo y relajado, para una colección bautizada como Crucero Exótico al Oeste, para chaquetas cortas con énfasis en las hombreras, pantalones a la rodilla y vestidos largos combinando gasas y tafetanes en tonos neutros como gris, blanco y azules varios.

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