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Reportaje:Diseño

Desnudo japonés sin remordimiento

Lo mejor de la gráfica nipona desembarca por primera vez en Europa

Unas cajas de cartón amparan del frío a uno de los tantos japoneses sin techo en el corazón de Tokio. Para advertir su presencia, a un artista gráfico se le ocurrió diseñar la figura de un hombre dormido. Las líneas del dibujo son amarillas sobre un fondo negro. El mensaje, simple y dotado de una enorme sensibilidad social, lanza un guiño entre 478 carteles, diseños de libros, discos, fotos, tipografías, que conforman la exposición Nuevo diseño gráfico de Japón, abierta en la Fundación Giorgio Cini, de Venecia, hasta el 2 de noviembre.

El material expuesto por primera vez en Europa proviene del concurso anual organizado por la Tokyo Type Directors Club. Cada año participan 30.000 diseñadores de todo el mundo, pero la mayor parte de los finalistas son nipones. Sólo en Tokio hay 80.000 directores de arte.

Los tesoros de la gráfica contemporánea japonesa permiten conocer tanto la tradición milenaria de la escritura, la pureza y fluidez de los contornos caligráficos, como la elegancia de las tonalidades. "Los colores son nítidos y las líneas de los contornos impecables, de forma que la simbología de la figura tiene mucha fuerza. Y la imaginación es ilimitada", explica el comisario Gian Carlo Calza, profesor de Historia del Arte de Asia Oriental, en la Universidad de Venecia.

La exhibición dedica buena parte a la tipografía occidental y japonesa. En Japón muchos anuncios publicitarios se escriben en inglés, en caligrafía china (kanji) y japonesa (kana). En los mensajes expuestos, la armonía entre texto e imagen es perfecta. "Desde muy pequeños, los japoneses se deben familiarizar con sus complejos caracteres. La idealización de la figura ha sido muy usada en la pintura de corte, así como la convivencia entre pintura y literatura que explican la capacidad magistral de mezclar escritura e imagen", añade Calza.

El mejor cartel de la edición de 2008 es obra del diseñador y músico Kazzunari Hattori (Tokio, 1964). Se trata de una enorme tajada de torta, sobre un fondo similar a una parrilla que cambia de color. "Lo importante no es el objeto, sino el método, cómo expresar una idea", escribe Hattori en la ficha del mensaje ganador.

En todo lo expuesto impera un uso delicadísimo del color, con una marcada inspiración en la naturaleza. "Cuando Japón rompió con China creció una cultura independiente japonesa. Y en el arte surgió una nueva concepción de la naturaleza y del color", contextualiza el comisario.

El uso de la mujer como objeto sexual reina por su ausencia en la comunicación visual japonesa. A diferencia de la cultura occidental, en Japón, la mujer es un elemento para comunicar. Nada más. "En Japón no existe la tradición cristiana ligada al pecado. Si un diseñador gráfico debe usar una mujer desnuda lo hace sin ningún remordimiento, sin ninguna concepción espiritual de por medio", concluye.

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Fotografía de Takashi Kashiwagi.
Fotografía de Takashi Kashiwagi.

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