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Columna
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2010

Ya sé que a la mayoría de la gente le importa un bledo lo que ocurra en el interior del acelerador de partículas LHC. Ellos están más interesados por otros asuntos realmente serios, como la crisis económica, o por frivolidades relacionadas con la sorprendente juventud de Isabel Preysler o las últimas declaraciones de Javier Bardem tachando de estúpidos a los estúpidos que le critican por venderse a Hollywood.

Pero están muy equivocados. Lo que está ocurriendo (o no ocurriendo, que ya veremos) en Ginebra es mucho más importante en sus vidas, y además a más corto plazo. Naturalmente puede ocurrir que se descubra, sin más, el bosón de Higgs y acabemos por fin comprendiendo la verdadera naturaleza de la materia y todo lo que de ello se deriva (incluyendo a M. Fraga, al lehendakari Ibarretxe y a José Montilla). Esto es al menos lo que pretenden los miles de científicos implicados en el trascendental asunto, aunque los gobiernos que financian el invento, con más de 6.000 millones de euros, todavía no entiendan muy bien la finalidad del mismo.

El problema es que existen otros científicos más heterodoxos que mantienen que el costoso experimento, una vez alcanzada su velocidad de crucero allá por el 2010, podría generar un número indeterminado de agujeros negros capaces eventualmente de engullir toda la materia que encuentren a su paso, incluyéndonos a nosotros mismos. O sea, una gigantesca eutanasia que no dejará títere con cabeza. Ni sin cabeza. Nada. Incluso se han atrevido a presentar sendos recursos ante los tribunales de justicia pidiendo la interrupción preventiva de las pruebas basados en la mera probabilidad de que ello ocurra.

No hace falta insistir en que son estos últimos los que tienen razón. Es sabido que si existe la menor posibilidad de que una catástrofe ocurra, con toda seguridad ocurrirá. Eso es así. Sin embargo, creo que se equivocan radicalmente al intentar evitarlo por vía judicial. A fin de cuentas sería un final bastante elegante para este planeta contaminado, hortera, violento y desigual. Después de tantos años de civilización depredadora no se me ocurre otro modo menos cruel de acabar con la estupidez humana (¿no te parece, Bardem?).

El problema, claro está, es que todos desapareceríamos a la vez y no solo aquellos que a nosotros nos gustara que lo hicieran. Pero ese es el coste inevitable que habrá que asumir por el bien de la ciencia, el bosón, Higgs, y la madre que lo parió.

En otras palabras, que si usted va de progresista por la vida, le aconsejo que no se le haga ya la boca agua pensando que por el agujero negro se van a ir Pedro J., Jiménez Losantos, Isabel San Sebastián, Maria Patiño, Urdaci, M. A. Rodríguez, Aznar, Ricardo Costa, G. W. Bush, Acebes, Font de Mora's Education for the citizen y Amando de Miguel, todos juntos. Nada de eso, porque da la casualidad de que detrás de ellos también se irá usted y la pandilla de rojos que le acompañan.

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Además, como, ahora sí, se confirmará la existencia de universos paralelos, allí se los volverá a encontrar a todos, y puede que hasta mucho más juntos que antes. O sea, que por este lado no le veo ventajas manifiestas. En realidad lo único que sí podemos afirmar con toda rotundidad es que en 2010 ya no habrá crisis económica (al menos en este mundo). No todo han de ser malas noticias.

Aunque bien mirado, también es una pena ahora que Rajoy, gracias a ella, por fin se había hecho ilusiones.

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