Todo menos pasta y pescado
Contador, junto a Sastre, Valverde y Leipheimer, revitaliza una carrera que tiene que replantearse su futuro
La había armado. Había conseguido con 25 años anotar el triunfo de las tres grandes vueltas en su palmarés. Como Anquetil, Merckx, Gimondi o Hinault. "No pienso en la trascendencia de lo que he conseguido, sino en celebrarlo", anunció en Navacerrada. ¿Y cómo piensa hacerlo?, le preguntaron, buscando una respuesta acorde a la trascendencia del éxito conseguido. "Bueno, esta noche
con los compañeros comiendo algo distinto a la pasta y el pescado habituales", contestó sinceramente; "luego tendremos la fiesta del domingo en el hotel". Contador, joven, sencillo, un poco abrumado por los acontecimientos, convertía la gastronomía en el elixir de la libertad después de 3.169 kilómetros sobre la bicicleta entre Granada y Madrid.
El palmarés le ha servido al corredor de Pinto para lo bueno y para lo malo, es decir, para la ambición y para la precaución. Se guardó en Granada, antes de salir, al cobijo de su juventud y de los logros cosechados, y acabó la Vuelta de la misma manera: recordando que no podía ni soñar con lo que ha conseguido de forma tan temprana. El chico no ha cambiado. Sigue con su mirada entre tímida y alegre, sin rehuir preguntas, ya sean de su inmediato futuro, del regreso de Lance Armstrong o de sus siguientes retos.
Contador es consciente de que es el número uno del ciclismo mundial, de que el nivel de exigencia aumenta en progresión geométrica y los retos se multiplican. Pero también es consciente de que su figura no sólo ha engrandecido el año de oro del ciclismo español (Giro, Tour, Vuelta y Juegos Olímpicos), sino que ha impulsado una Vuelta a España que vivió en la anterior edición su momento más lánguido. Ni la ubicación, ni la participación, ni los recorridos suelen ayudar a la ronda española. Todo ello se dio cita el pasado año augurando malos tiempos para una carrera que no encontraba ni su lugar, ni su estilo.
Contador, Sastre, Valverde, Leipheimer y una buena colección de sprinters y clasicómanos animaban una Vuelta que abandonaba los pueblos en beneficio de las grandes ciudades. La respuesta ha sido masiva. La Vuelta ha recuperado al público, ayudada por un trazado sugerente, unos ciclistas atractivos y unas llegadas, en general, llamativas para las distintas especialidades del ciclismo (escapadas, sprints, cuestas y paredes finales).
La carrera se jugaba mucho en esta edición. La próxima tendrá mayor presencia de la nueva accionista mayoritaria, ASO, propietaria del Tour. En esta han tomado nota. En la próxima, ejercen. Y las dudas son las de siempre. Ubicación y duración. La eterna duda entre mayo y setiembre. La eterna duda entre dos o tres semanas. Ciertamente, a la Vuelta le viene sobrando una semana de competitividad. El año pasado, la segunda; éste, la tercera. Quizás les ocurra a todas las grandes vueltas de tres semanas, pero en España, ante la ausencia de grandes puertos, la carencia se hace más aparente.
Todo puede ocurrir, pero al menos, antes de posibles o presuntos cambios, la Vuelta quizás ceda el testigo en un buen momento deportivo y social. El público y los corredores la han salvado. Alberto Contador reconocía que el calor sentido en España era "lo más importante respecto a las otras dos grandes Vueltas" conseguidas. El público, ciertamente, se ha volcado, especialmente en las citas obligadas, aunque ello haya acarreado algunas dosis de hooliganismo que siempre van asociadas a las presencias masivas. El Angliru es uno de esos ejemplos. La Vuelta necesita El Angliru y por eso lo dosifica. Sin embargo, desde algunos sectores del ciclismo se asegura que hay más cimas por explorar que por razones económicas o deportivas no se han elegido.
Se abre una nueva etapa en la Vuelta, aunque como siempre, su capacidad de sugestión dependerá de los protagonistas que participen. Y eso está siempre ligado al objetivo máximo del Tour. El resto se antoja subsidiario. El Giro ha organizado una carrera sugestiva de carácter casi nacional, apasionada y dura, y a España le surge el problema de que el momento de esplendor de sus ciclistas tienen que mirar necesariamente a la ronda francesa como máximo objetivo. Eso condiciona la prueba. La anécdota que ayer le contaba Victor Cordero, director de la Vuelta, a la agencia EFE lo revelaba: "El sábado me encontré con Alberto [Contador] en un ascensor y me preguntó: '¿Es verdad que te retiras?', y yo le contesté: 'El otro día ya hablamos de que si tú me aseguras que vienes para el próximo año, yo sigo', y entonces él, que ya salía para el pasillo, me comentó: 'Déjalo para luego'.
Es el primer reto. El segundo es el trazado, la manera de, respetando el equilibrio, mantener el interés durante tres semanas, si finalmente no se opta por la reducción, "algo que en cualquier caso jamás ocurriría antes de 2010", según anunció Cordero. En su opinión, el balance deportivo de la carrera fue magnífico, "basta con ver los diez primeros de la clasificación" y, a la Vuelta sólo le falta "difusión internacional", algo que, piensa, puede ofrecer ASO por su bagaje multinacional y su experiencia. Mientras todo ocurre, todos se preguntan ¿Y ahora qué? Se lo pregunta Contador, tratando de asimilar lo conseguido y lo que resta por conseguir; se lo pregunta la Vuelta para, cuando menos, mantener el grado de aceptación de la carrera por parte del público. Contador lo tiene claro: cualquier cosa menos pasta y pescado.
Contador, Sastre, Valverde y Leipheimer, cara a cara en lalistaWIP
Tiempos dorados
- El ciclismo español ha vivido su mejor año con el triunfo de Alberto Contador en el Giro y la Vuelta, de Carlos Sastre en el Tour, de Samuel Sánchez en la prueba en ruta de los Juegos Olímpicos de Pekín y las medallas de oro, de Llaneras, y de plata, junto a Tauler, además del bronce de Leire Olaberria, en ciclismo en pista. Una cosecha espectacular sólo empañada por el dopaje de la ciclista Maribel Moreno.
- Contador se ha convertido en el ciclista de referencia del pelotón mundial con tan sólo 25 años. Sus triunfos le han convertido en el corredor más completo del mundo y el hombre a batir en todas las grandes pruebas por etapas.
- A España sólo le resta el Mundial de Varese para cerrar el círculo mágico. Óscar Freire es el candidato español, con dos hombres en la recámara, Alejandro Valverde y Samuel Sánchez. Freire, además, podría convertirse en el primer ciclista que conquista cuatro títulos mundiales. Bettini será su principal adversario.
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