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Columna
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Programación

La pregunta es ¿quién fue el lince que puso en el Estatuto una fecha concreta para tener cerrada la cuantificación de la denominada deuda histórica? Las razones parecen claras: por un lado Cataluña había puesto fecha (un mes antes) para que se cerrase un acuerdo sobre su financiación y en Andalucía siempre hemos mirado de reojo todo lo catalán. Por otro lado, está el argumento de que llevamos muchos años esperando. En cualquier caso, poner una fecha para llegar a un acuerdo es una necedad por el mero hecho de que no depende sólo de la voluntad de la Junta, sino que hace falta un acuerdo con el Gobierno de la nación. Le ocurrió a Cataluña y después de mucha palabrería han tenido que rebajar la tensión no vaya que al romperse la cuerda le diera en la cara al propio PSC. Era de cajón que si no se llegaba a un acuerdo en fecha con Cataluña no se iba a llegar con Andalucía. Hubiera sido visto como un agravio a la Generalitat y eso no lo podía hacer el Gobierno central. Así que estaba cantado que no iba a haber acuerdo y al final parece que una prórroga pactada es la mejor de las soluciones. Se usa el estilo andaluz de hacer las cosas con suavidad, se salva la cara del presidente Rodríguez Zapatero y se aguanta el chaparrón en Andalucía con algún pelo que se queda en la gatera pero sin demasiados desajustes.

El eco de los gritos de la oposición durará un tiempo. Es normal. No se podía esperar que dijeran que estaba bien hecho. Que critiquen al presidente Chaves es lo normal, que se rasguen las vestiduras y que PP e IU compitan a ver quién dice la descalificación más gruesa entraba dentro de lo que cabía esperar. Quizá sea exagerado que el PP pida la dimisión de Chaves por traición a Andalucía. Los andaluces acaban de elegir al PSOE y no parece que haya que cambiar de presidente por un retraso de seis meses en un asunto que lleva 28 años de espera. Como cantaba la chirigota El Que la Lleva la Entiende "tampoco es pa ponerse ajín". Vale darle cera al PSOE y al presidente Chaves. Vale todo tipo de críticas, pero lo de pedir su dimisión y llamarle traidor tiene un aire a Chiquito de la Calzada. La pregunta retórica de Arenas "¿qué hubiera hecho el PSOE si el presidente del Gobierno hubiera sido Rajoy?" tiene una respuesta clara: le hubiera exigido y le hubiera echado la culpa. Lo mismo que si él hubiera sido presidente de la Junta y Rajoy de España se hubiera hecho como ahora. Es lo que tiene pertenecer al mismo partido, que se sustancian las divergencias a puerta cerrada y se buscan acuerdos. Es la manera de que los partidos no se rompan. Se admite cualquier combinación respecto al reparto de poderes y siempre que coincidan de un mismo partido la tendencia será similar. Aparte de que Chaves no es dado a las estridencias ni a la grandilocuencia. No es muy ampuloso ni muy engolado, no se suele tira de los pelos, quizá porque le quedan pocos. Ha establecido como método negociador la prudencia y el sigilo. Eso le da un espacio amplio a la oposición para el griterío: "el coro de los grillos que cantan a la luna" en un reparto de papeles ya visto y que a nadie puede sorprender.

No parece que haya sido casual que el mismo día que se incumplía el acuerdo estatutario para fijar la cuantía de la deuda se haya formalizado el traspaso a la Junta del río Guadalquivir. Es la manera en que se programa y contraprograma. Tampoco parece casual que el congreso del PP de Andalucía se pusiera el mismo fin de semana. Todo tiene que ver con el teatro de la política, asunto donde el simbolismo tiene su importancia y donde cada paso se mide sobre los efectos en la opinión pública. No está claro si las televisiones lo tomaron de la política o fue al revés, pero es una tendencia universal.

En cualquier caso, aunque no suene muy popular, no me gusta mucho ese concepto de deuda histórica. Seguimos en el mismo marco (que diría George Lakoff) de la Andalucía subsidiada. Creo que si hubo un desfase de financiación en algún momento, el desarrollo andaluz lo ha superado.

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