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Reportaje:

Un constructor de espacios

Waltercio Caldas juega con los vacíos en una exposición en el CGAC

En la obra de Waltercio Caldas, el espacio vacío que queda entre los elementos que forman sus piezas es tan importante (o más) que la materia física. Una ley no escrita indica que el escultor trata de ocupar un espacio con sus creaciones, pero el artista brasileño elige la opción de vaciar en lugar de llenar y de ahí que los espacios en los que exhibe sus piezas cambien totalmente respecto a su apariencia anterior. El Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) acaba de inaugurar una exposición que reúne una selección de sus obras realizadas a lo largo de los últimos 30 años. El artista aclara que la muestra no es una retrospectiva, sino que más bien su propósito ha sido el de construir una "composición musical" con los espacios diseñados por Álvaro Siza como partitura.

El título de la exposición, Más lugares, hace referencia al hecho de que las piezas de Caldas consiguen crear nuevos espacios allí donde se exhiben. "La escultura trata sobre el espacio pero lo hace de una forma más compleja que, por ejemplo, un vídeo, ya que una pieza escultórica no es la representación de una imagen sino que es la imagen en sí misma", explica un artista que cada vez es más conocido en Europa y que ya ha presentado sus obras en dos ocasiones en la Bienal de Venecia (1997 y 2007). La aparente simplicidad de formas y objetos que emplea en sus esculturas esconde una reflexión sobre el espacio, acompañada por pinceladas poéticas y musicales.

Otro de los elementos que usa el artista brasileño en su trabajo son las referencias a figuras fundamentales en la historia del arte, como Velázquez, Mondrian, Matisse o Man Ray. En el caso del pintor español, en una de las salas del CGAC se puede ver una pieza en la que Caldas reinterpreta a su manera el cuadro de Las Meninas, al que despoja de todos sus personajes. Con este sorprendente ejercicio revela al espectador aspectos desconocidos del fascinante escenario espacial construido por el pintor sevillano.

Las esculturas son el grueso de la producción que ahora puede verse en el CGAC, aunque también se exhiben algunos dibujos, pinturas y libros de artista. La delicadeza y pulcritud del trabajo de Caldas le convierten en un escultor atípico, más preocupado por el juego de equilibrios que por la rotundidad.

Pese al preocupante proceso de comercialización que vive el mundo del arte, Caldas cree que esto no tiene una influencia real sobre el artista. "El hecho de que haya un artista comercial no impide que surjan otros artistas que no lo sean. Ya hace cien años había artistas que vendían mucho y hoy son desconocidos. El tiempo es un filtro muy importante y al artista en realidad no le preocupa el dinero", indica.

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