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Rajoy y Aguirre se dan una tregua

El sector crítico del PP, comandado por la presidenta de Madrid, espera a las elecciones europeas - El líder, feliz por el retraso de las gallegas, gana tiempo

Carlos E. Cué

En las carreras de bici en pista siempre hay un momento extraño. Los dos ciclistas se quedan prácticamente inmóviles sobre la curva en pendiente, a punto de caer, esperando, porque el primero en atacar suele ser el perdedor. Con esta imagen comparaba ayer un dirigente del PP la situación tanto de su partido como de la política española en general.

Los críticos no se han evaporado. Siguen ahí, pero velan sus armas

El congreso del Partido Popular madrileño, con la aclamación de Esperanza Aguirre (96% de apoyo) y la pleitesía que le rindieron ayer tanto Alberto Ruiz Gallardón -"tienes lo que te mereces, mi reconocimiento"- como Mariano Rajoy -"has cumplido, eres la presidenta porque lo han querido los militantes"-, dejó claro que en el PP la tregua interna tras el congreso de Valencia va en serio.

Tanto Aguirre como Rajoy protagonizaron discursos intencionadamente planos, anodinos, evitando cualquier rastro de polémica ideológica. Lejos queda la presidenta del "no me resigno" y el líder del "si alguien quiere irse al Partido Liberal, que se vaya".

Algunos aguirristas insisten en que ella nunca quiso echar a Rajoy -"nunca intentó tirarle del caballo, otra cosa es que él se hubiera bajado. Entonces ella sí era la alternativa", señala una persona de máxima confianza- pero en cualquier caso asumen que ahora, tras la derrota que el sector crítico que ella lidera sufrió en Valencia, toca retirada y refugio en Madrid.

¿Hasta cuándo? Los críticos necesitan argumentos. Y si la derrota electoral de marzo fue el más importante, sólo otra derrota en las europeas y las gallegas podría reanimarles, explican algunos de ellos. Rajoy, mientras, evita todo tipo de conflicto interno, según su entorno, para ganar tiempo y recomponer su imagen.

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Él mismo, en la última reunión del Comité Ejecutivo, admitió públicamente que la decisión de Emilio Pérez Touriño de no adelantar las gallegas a octubre, le beneficia. "Zapatero y Blanco intentaron presionarle para que las adelantara, pero él no cedió y eso nos viene muy bien", llegó a decir Rajoy ante los suyos, según uno de los presentes.

Los críticos no se han evaporado. Sigue ahí, en la Comunidad de Madrid o el Congreso, pero velan sus armas. Se limitan a los gestos. También los padres del partido, alejados de Rajoy, como Rodrigo Rato, que después de fotografiarse en Italia con Jaime Mayor en unas jornadas con grandes líderes de la derecha europea, ha querido estar los dos días en el congreso del PP de Madrid, aplaudiendo a Aguirre. Al congreso de Valencia sólo acudió para escuchar a Acebes y después, antes de que hablara Rajoy, se marchó en un claro gesto de distancia. Manuel Pizarro, que rechazó la oferta del líder para estar en la dirección nacional, sí ha querido estar con Aguirre en la cúpula del PP de Madrid. Más duro fue aún José María Aznar, que después de lanzar un discurso durísimo contra Rajoy en Valencia, ni siquiera se quedó a votarle. Aznar estaba ayer de viaje de trabajo en India, pero su cercanía con Aguirre ha quedado en evidencia varias veces, sobre todo por las similitudes de su discurso del "PP sin complejos".

Que los anti-Rajoy funcionan como grupo y pueden volver a la carga en cualquier momento es un secreto a voces en el PP. Todos comentan como ejemplo el 50 cumpleaños de Ángel Acebes, el 3 de julio, que le preparó su mujer como una fiesta sorpresa. Allí estaban Aguirre y su mano derecha, Ignacio González, e incluso Aznar, que llegó a última hora, pero nadie invitó a Rajoy. El líder sabe quién está enfrente, dicen los suyos, pero también que nadie hará nada hasta que haya un tropezón. Electoral, claro.

Mariano Rajoy, durante su intervención en el XIV Congreso Regional del PP de Madrid.
Mariano Rajoy, durante su intervención en el XIV Congreso Regional del PP de Madrid.GORKA LEJARCEGI

El PP tiende la mano y el PSOE le reta a apoyar los Presupuestos

Mariano Rajoy quiere consolidar una imagen de hombre de Estado y para eso ofrece todos los días apoyo e ideas al Gobierno para resolver la crisis. Pero lo hace partiendo de una crítica sin cuartel. "Zapatero no gobierna y además no acepta las propuestas y la mano tendida que algunos hemos mantenido y seguiremos manteniendo en el futuro", señaló ayer en el congreso del PP madrileño.

Rajoy sostiene que "de esta crisis económica se sale" pero para eso hay que tomar medidas como las que él ha propuesto -congelar al 2% el crecimiento del gasto público, bajar el impuesto de sociedades, reforma del mercado laboral pactada con los sindicatos- y no esperar más porque el riesgo es "salir con el tejido productivo destruido, y con muchos más parados que ahora". Rajoy reprocha a Zapatero su tesis de que todos los males de la economía española se originan en la crisis de las hipotecas basura en EE UU. "Hay que gobernar, no se puede mirar para otro lado ni echar la culpa de lo que pasa a cosas que vienen de fuera".

Desde Vilagarcía de Arousa, en Galicia, le contestó José Blanco, número dos del PSOE, quien criticó la iniciativa del PP de ofrecer como premio una comida con Rajoy al mejor vídeo de ataque al Gobierno sobre la crisis económica. "Menos vídeos para hacer gracia con las familias que lo pasan mal y más ayudar al Gobierno de España a dar soluciones a los problemas que afrontamos en este momento", retó Blanco, que rechazó "la única respuesta que ha dado Rajoy a la crisis". El vicesecretario general pidió al líder del PP "que dé un paso al frente y apoye los Presupuestos para el próximo año, que es la mejor receta para hacer frente a la crisis".

Esas cuentas que, previsiblemente, Rajoy rechazará, tendrán, según Blanco, "tres características: austeridad en el gasto corriente; aumentar el gasto social para ayudar a las personas que tienen más dificultades; y aumentar inversión en infraestructuras para seguir modernizando nuestro país".

Blanco insistió precisamente en la idea que combate el PP, la de los factores exógenos de la crisis: "el epicentro está en Estados Unidos como consecuencia de la política neoconservadora que tanto aplaudía el Gobierno de Aznar y de Rajoy".

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