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Entrevista:CAFÉ CON... DIANA GARRIGOSA

"El alzhéimer no se puede vivir solo, es una tristeza"

Todo un verano, y más que un verano, entre mayo y octubre, sin saber qué hacer y con la boca cosida. "¿Cómo decírselo a nuestros hijos? ¿Uno a uno? ¿Debíamos pasarnos un mes diciéndolo a los amigos? Una persona pública tiene ciertos problemas...".

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Diana Garrigosa toma un sorbo de té mientras evoca el mazazo de su vida. "Sí, estábamos juntos cuando nos dijeron que Pasqual tenía un principio de alzhéimer. No sabíamos nada de la enfermedad. Pronto nos enteramos de que era incurable". Ya anochece en Barcelona y ha escogido el restaurante Fernández. Cuando llega, va directa al rincón de su pequeña biblioteca. "Me siento bien rodeada de libros, enseguida noto si no los hay cuando entro en una casa".

A Pasqual Maragall, el eterno alcalde de la Barcelona olímpica, el presidente catalán que enterró 23 años de pujolismo, el que ha hecho ir de cráneo a amigos y enemigos con su espontaneidad, tozudez, salidas imprevisibles y sonrisa socarrona propia de quien se pitorrea del interlocutor, le horrorizaba que corriera la voz de que estaba enfermo y se escondía. Y, de un día para otro, reunión familiar, hijos, sobrinos, todos. "Se quedaron encogidos". Después, en el hospital Sant Pau, lo soltó. Como lo formulará el propio Maragall al irrumpir en el Fernández (y decir, riendo, que está "de coña" y "Obama ganará"), salió del armario.

En pleno anuncio, el nieto del poeta se sacó de la manga el compromiso de combatir la enfermedad. "¿Y ahora qué? ¡Menuda responsabilidad!", pensó ella. Garrigosa, que jamás concede entrevistas, rompe su regla por la causa: una fundación privada que apoye la investigación sobre el alzhéimer.

"Hay asociaciones que realizan actividades asistenciales. Colaboraremos, pero nosotros queremos que haya menos enfermos, prevenir, más diagnósticos precoces". Padecen alzhéimer 24 millones de personas. La Fundación Pasqual Maragall (www.alzheimerinternacional.org), que dirige Jordi Camí, quiere atraer a Barcelona a científicos "jóvenes, con proyectos arriesgados, multidisciplinares". Si se logran bastantes fondos (15 millones de euros anuales), creará un centro de investigación único en Europa, inspirado en el Lou Ruvo Brain Institute de Nebraska, cuya visita costó a la pareja asistencias surrealistas a casinos de Las Vegas con el ricachón que controla la distribución de bebidas alcohólicas en Nevada, Larry Ruvo.

Garrigosa trabaja ahora "de comercial", se carcajea. Su esposo, sólo a veces. "Le aburre repetir lo mismo. La enfermedad agudiza lo bueno y lo malo. Está más tozudo [ella tiene ya la barquita que siempre quiso y él se niega a subir], pero también más optimista y cariñoso". Ha llamado a la puerta de grandes fortunas, empresas, cajas, bancos. Y piensan en llamamientos populares, acuerdos con clubes deportivos..."La respuesta está siendo positiva, ves a la gente y casi te saca el talonario". Alzheimer Int. operará como un fondo de capital riesgo abierto a quien quiera ser inversor.

"Pasqual sabe que puede no llegar a beneficiarse de nuestra fundación", murmura Garrigosa, la mujer que en 1963 detectó el peligro de Maragall en una fiesta pija al verle "diferente", y la que le espetó a ZP ese "¿Qué te ha hecho mi marido para que le trates tan mal?". Se despide así: "Ojalá todos los enfermos tuvieran familia y amigos como Pasqual. El alzhéimer no se puede vivir solo. Vivirlo solo es una tristeza".

Garrigosa se siente ahora una "comercial" de la fundación.
Garrigosa se siente ahora una "comercial" de la fundación.GIANLUCA BATTISTA

Restaurante Fernández. Barcelona

- Té.

- Agua sin gas.

Total: 4,65 euros

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