Amarga victoria

Tras 15 años de una intensa y variada carrera, Morientes se estrenó anoche en la Copa de la UEFA tal y como se había propuesto. Con un gol lleno de clase y una actuación convincente para conquistar esa vacante que ha dejado en la delantera la lesión de Silva. Fue el mejor de un Valencia anodino que se tomó la visita a la capital de Madeira como un mal trago que acabó digiriendo como pudo. Con un buen resultado pese al deficiente juego. Y con la lesión de Villa, que se marchó del campo cojeando, con un esguince en el tobillo izquierdo tras sufrir un hachazo de un defensa.

Es lo que le faltaba a Unai Emery, que ayer optó por las rotaciones y comprobó que algunos de sus reservas no están para recibir premios de consolación. El lateral izquierdo Del Horno, por ejemplo, dejó patente un estado físico precario e impropio de una competición de élite. Lo de Zigic fue otra cosa. Falta de calidad, simplemente. Y el peso del sobreprecio que pagó por él el Valencia al Racing la temporada pasada. Tampoco Edu aprovechó la ocasión para reivindicar su titularidad. El mediocentro brasileño pincha cuando le dan todo el encuentro para confirmarlo.

Más que un reto, Emery debe obrar un milagro. Intentar que juegue bien un equipo que lleva años viendo cómo se degenera un modelo exitoso. Con parecidos actores, pero mucho menos dotados. Envejecidos en unos casos (Albelda, Angulo, Baraja); devaluados en otros (Del Horno, Miguel, Edu, Zigic, Helguera), el Valencia es un conjunto anodino. Sin fluidez en la circulación del balón, sin cambios de ritmo, sin intensidad.

Con muy pocas cosas que ofrecer si, como ayer, Villa se queda en el banquillo y Silva ve el partido por televisión con la pata escayolada. Bajo la lluvia que caía en el estadio Dos Barreiros, se salvaron la prometedora chispa de Pablo Hernández y la inteligencia imperecedera de Morientes.

El delantero extremeño sigue, a sus 32 años, fiel a su mayúscula trayectoria, caracterizada por un índice de efectividad imbatible. Ayer recibió el pase de Pablo Hernández, se adentró en el área, quebró con el cuerpo a un defensa y, cuando vio el hueco, golpeó el balón con el exterior del pie derecho y lo envió al palo más alejado. Con una precisión milimétrica. Es la opción más razonable para cubrir la larga baja de Silva. No se parecen en nada pero, bienvenidos sean los goles de Morientes.

Su pareja con Villa sería la más recomendable. No podrá ser el domingo en Mestalla, ante Osasuna, donde Villa será baja. En momentos de escasez como éstos, la presencia de Villa es más necesaria que nunca.

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