Un gremio dividido que busca un acuerdo
Si uno quiere recorrer las galerías de arte contemporáneo madrileñas, primero tiene que hacerse con dos mapas. El de ArteMadrid ubica 36 galerías (que pagan una cuota de 68 euros mensuales). El del Consorcio de Galerías de Arte Contemporáneo (de ámbito nacional) reúne 33 galerías madrileñas (que pagan 120 euros al año). En ambos mapas, sólo coinciden 17 galerías, pero las ausencias de locales míticos en uno y otro son imperdonables. Es decir, que si uno quiere visitar las galerías imprescindibles, necesita ambos mapas. Un lío.
Resumiendo el culebrón: existen dos asociaciones nacionales. Por un lado, el Consorcio, que funciona como una asociación de galerías individuales, es decir, una galería, un voto. Por otro, la Agrupación Española de Galerías de Arte, que funciona como una federación de asociaciones regionales. Ambas asociaciones nacionales surgieron a iniciativa de ArteMadrid (primero el Consorcio y luego la Agrupación, hace un año y medio). El asunto se complicó durante la última feria de Arco, en la que algunos miembros de ArteMadrid dijeron no sentirse respaldados al no ser aceptados. Según muchos galeristas, tampoco ayudó a calmar los ánimos el tratamiento en los medios que se cebó con jugosos titulares del tipo "la guerra de las galerías".
Desde las tres asociaciones el mensaje es "tenemos que sentarnos a hablar y ponernos de acuerdo", todos dicen estar "abiertos al diálogo". La mayoría reconoce que el cisma es "un rollo". Sobre todo, la división es poco práctica ya que sería mejor que un solo interlocutor se enfrentase a las administraciones para discutir los "verdaderos problemas" del gremio: la ley de la propiedad intelectual, el IVA, las facilidades fiscales... ¿Por qué no saca alguien la pipa de la paz? "Demasiados egos" es la razón más repetida. Y mientras tanto, el público, navegando con dos mapas.
