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El embalse de Cecebre amenaza la seguridad de dos carreteras coruñesas

La falta de mantenimiento en la presa provoca un riesgo de desplome de los viales

La falta de limpieza de lodos y fangos, la acumulación de basura, árboles caídos y otros objetos que taponan la lámina, así como la ausencia de vallado y señalización campan a sus anchas en las márgenes de parte del embalse de Cecebre, que abastece de agua potable a A Coruña y su área metropolitana (unos 400.000 habitantes). La falta de mantenimiento hace que el agua erosione, con serios riesgos de derribo, el firme de dos viales de Abegondo, el municipio que incluye la mayor parte de la superficie de esta presa construida en 1975 en un paraje, en la confluencia de los ríos Barcés y Mero, declarado espacio natural protegido.

La Xunta y dos ayuntamientos discrepan sobre quién debe cuidar la zona

El embalse, en forma de uve invertida en terrenos de Abegondo, Cambre, Betanzos y Carral, es un Lugar de Interés Comunitario (LIC), una figura de especial protección. La carretera, muy transitada, que bordea al norte el embalse conectando varios núcleos de la parroquia de Orto arrastra desde hace años un importante deterioro. Buses escolares y ambulancias recorren a diario esta vía. Otro estrecho vial, situado al sur, en la cola del embalse, en el lugar de Portancho, se inunda cada dos por tres. Situado en terrenos pantanosos, este enlace entre Abegondo y Betanzos, con asfaltado agrietado y rodeado de agua y maleza, también es muy transitado por los lugareños pese al riesgo para la circulación.

Hace años que los residentes del entorno del embalse denuncian esta situación sin que las administraciones implicadas (Augas de Galicia, ayuntamientos de Abegondo y de A Coruña) logren ponerse de acuerdo. La asociación de vecinos de Orto, una parroquia partida en dos por el embalse, habla de movilizarse, harta de sufrir los inconvenientes, sin ningún beneficio, de la presa. Los habitantes de las orillas del pantano no tienen siquiera una red de saneamiento de aguas residuales, que recogen pozos negros al pie del embalse. Tras la muy lluviosa primavera y los daños que acarreó en ambos viales, el Ayuntamiento de Abegondo retomó su cruzada con una comunicación sobre "el peligro inminente de derribo e inundaciones".

"Puede ocurrir una catástrofe en cualquier momento", advirtió el concejal de Urbanismo, el socialista Manuel Eladio Fernández, en la notificación remitida en agosto a Betanzos, A Coruña y a su empresa de aguas, Emalcsa. El alcalde de Abegondo, el independiente Juan José Rocha, acusa de inhibición e irresponsabilidad al Ayuntamiento coruñés. Es, reseña, el propietario de los terrenos expropiados en 1973 para construir la presa. "Nunca nos contesta sobre unos problemas que son herencias de obras mal ejecutadas hace 30 años. Ni siquiera se sienta a hablarlo, es una actitud de prepotencia que deriva en incompetencia", acusa Rocha.

Abegondo, con suministro independiente de agua, considera injusto tener que acarrear sólo con todos los problemas que plantea la presa en su territorio, como el difícil y costoso mantenimiento de carreteras minadas por el agua. En los tribunales, Abegondo reclama a A Coruña el pago de cuatro años del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), 128.000 euros. Y se pregunta quien pagará la obra para elevar el nivel de la carretera de Portancho por encima de la cuota máxima del embalse, y evitar así su continua inundación. Una alternativa acordada en una reunión que tuvieron en abril todas las administraciones. Abegondo aún no ha presentado el proyecto que prometió, una solución que Augas de Galicia, responsable de los margenes fluviales, aceptó, como mal menor, para un vial asfaltado que debía haber desaparecido bajo las aguas del pantano en 1975.

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A Coruña, a través de Emalcsa, rechaza cualquier responsabilidad. "El Ayuntamiento perdió todos los derechos sobre los terrenos expropiados para la presa cuando fueron inundados de agua", explica el director técnico de la empresa municipal, José Manuel Orejón. Las márgenes del embalse son dominio público hidráulico, destaca, y su mantenimiento es responsabilidad de Augas de Galicia. Emalcsa asegura que cumple con su obligación de informar sobre el riesgo para los vecinos que supone "circular indebidamente por una carretera que forma parte de los terrenos del embalse pero que se usa por ser el trayecto más corto".

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