Un nuevo plan que llega muy tarde
A Silvio Berlusconi le falta el bolso. Hace tiempo que al líder italiano le gusta compararse con Margaret Thatcher en su papel de defensor del libre mercado y azote de los sindicatos. Hasta ahora, no había muchas pruebas. Pero los obstruccionistas sindicatos de Alitalia le dan al barón de los medios, en su tercer mandato como presidente, la perfecta oportunidad para emular a su heroína.
El rescate a la italiana que Berlusconi ideó para la desesperada aerolínea se está viendo amenazado por los líderes sindicales, que se niegan a aceptar la perspectiva de que desaparezcan 5.000 puestos de trabajo, de ellos, 1.000 de pilotos. Los trabajadores ya dejaron en tierra 50 vuelos que debían salir de Roma el jueves. Aparentemente, la perspectiva de que la aerolínea se quede sin dinero a final de mes no significa nada para ellos. Un grupo de empresarios italianos que ofrecen reactivar las mejores partes de la aerolínea han suspendido el proceso de investigación y análisis.
El nuevo plan llega ya demasiado tarde. Si Berlusconi hubiera aceptado la oferta de absorción de Air France-KLM, les habría ahorrado a los contribuyentes 2.000 millones de euros, de acuerdo con cálculos de Breakingviews.
El retraso no ha ayudado en nada a la reputación internacional de Italia. De acuerdo con el Banco Mundial, ésta se sitúa ahora en el puesto 65 del mundo como mejor país para hacer negocios, por detrás de Colombia y Mongolia. Su mercado bursátil ha obtenido la mitad de rendimiento que los demás de la zona euro desde 2000.
Pero emular a la Dama de Hierro cambiaría eso. Frenar a los sindicatos -bien llevando adelante la eliminación de puestos de trabajo o bien cerrando la aerolínea- sería buena noticia. Si los sindicatos pierden en este caso, serán vulnerables en todo lo demás, desde la reforma de las pensiones a la reglamentación empresarial.
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