Teatro ciego para actores transparentes
Una compañía de invidentes inaugura el festival de artes escénicas y discapacidad
Lo primero que hace un profesional al llegar al escenario es contar con pasos las dimensiones del mismo, extender los brazos, palpar el atrezo para memorizar dónde se encuentra, y respirar hondo. Después de todo este ritual, de cruzarse y rozarse con los compañeros para sentir que están ahí, ya puede lanzarse a actuar. La compañía de actores invidentes Contando Hormigas inaugura este fin de semana en La Casa Encendida la VI Edición del Festival Internacional de Artes Escénicas y Discapacidad que apuesta por los espectáculos de calidad, con profesionales que tienen alguna dificultad física o psíquica. Su espectáculo, La retina transparente, instalado sobre un enorme iris en el suelo y cuatro sillas, supone desnudarse ante el público detrás de personajes cristalinos que tienen mucho de autobiografía, de valentía y de denuncia de la marginación.
"Subir al escenario sirve de estímulo", comenta una de las intérpretes
Contando Hormigas se fundó con la misma exigencia que cualquier compañía
"Para mí, actuar significa desconectar de mí misma, porque a veces resulta duro vivir con esto y tengo mis bajones. Subir al escenario sirve de estímulo, cuando escuchas que el público se ríe contigo o te sigue con mucha atención. Y a pesar del tiempo, los nervios no se te pasan", resume Mamen Martín, miembro de la compañía que desde hace 12 años se dedica a la interpretación. Su ceguera se debe a un accidente laboral en un quirófano donde trabajaba como enfermera y donde sufrió una infección en los ojos que le robó las imágenes. A pesar de todo, esta actriz no deja de sonreír, disfrazada con un chaleco de dandi y empleando su bastón como florete de esgrima. "He descubierto un gel con letras en braille: he presionado en la palabra presionar y ha salido el gel", dice su personaje con gesto triunfal, como si fuera una batalla ganada.
¿Lo habían pensado? ¿Habían pensado que los invidentes no pueden saber cómo abrir un frasco de gel, si presionando o abriendo o girando la tapa? Pues como eso, todo. Los textos, improvisados y creados por los actores (Mariu del Amo, Ángeles Cabanes, José María Martín y Pilar Sánchez) mezclan sus propias experiencias con citas de Shakespeare, Antonio Machado, Carlos Arniches o Alicia en el País de las Maravillas, y frases como "Vengo de hacer mi testamento" o "Me encanta la palabra benzodiazepina".
"Lo más difícil para un intérprete invidente es trabajar la movilidad, porque les impresiona subir a un escenario alto del que pueden caer. Trabajar la orientación y el atenazamiento corporal son los primeros pasos antes de comenzar con la interpretación gestual y la comunicación con el compañero", señala el director Ignacio Calvache, que en 2004 fundó Contando Hormigas con la misma exigencia y disciplina de cualquier compañía teatral. "En esta obra no sólo denunciamos la marginación y las dificultades; también hacemos autocrítica, hablamos de nuestros defectos, incluso los de un director", añade Calvache. Así, la actriz María Ángeles Cabanes, que se integró en la compañía cuando el montaje ya estaba casi terminado, representa fuera de escena a esa actriz rechazada por la dictadura de un director que puede decidir si entra o no en la obra.
Sueños, decepciones, miedos y superaciones componen el hilo conductor del ciclo de Artes Escénicas, que se completará los siguientes fines de semana con las obras El encuentro (20 y 21 de septiembre), de los italianos Laura Scudella y Juri Roverato, y Un rico, tres pobres (27 y 28 de septiembre), de la compañía francesa Théâtre du Cristal, que mezcla vanguardia artística y teatro.
La retina transparente, de Contando Hormigas. Patio de La Casa Encendida (Ronda de Valencia, 2). A las 21.00. Precio: 3 euros. www.lacasaencendida.com
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