Las sorpresas que nos depara el BCE
Tras el verano, vuelve el cole y el Banco Central Europeo (BCE), que no ha descansado, vuelve a explicarnos sus decisiones de política monetaria. De la información que provee el banco central no hay que hacer una lectura directa, ya que repite mes a mes la mayoría de su contenido, con frases e incluso párrafos enteros con la misma formulación. Para encontrar la noticia, es necesario fijarse en los cambios respecto al mes precedente, o incluso buscar una segunda derivada (por hacer un símil escolástico): las sorpresas que nos depara el BCE respecto a lo que mercados y analistas esperan que vaya a cambiar en su discurso.
Un buen ejemplo lo da la reunión del jueves pasado, en la que también se hacían públicas las nuevas estimaciones trimestrales del BCE sobre crecimiento e inflación. Tras el mal dato de PIB en la zona euro en el segundo trimestre, y con lo que vamos sabiendo sobre el tercero, se esperaba una revisión a la baja en las previsiones de crecimiento, y ligeramente al alza en las de inflación, que se han confirmado.
El BCE sigue previendo la recuperación a partir del cuarto trimestre de este año, lo que parece muy optimista
Además, los halcones del consejo del BCE han venido haciendo declaraciones últimamente con un fuerte sesgo antiinflacionista, para evitar que los mercados se relajen ante los malos datos de crecimiento, o quizás para presentar batalla a sus colegas menos duros. Esperábamos un reforzamiento del comunicado en esa misma línea, que también se ha producido, aunque aquí sí ha habido una sorpresa: Trichet ha subrayado que no ve todavía efectos "amplios" de segunda ronda del petróleo sobre la inflación (sólo "algunos" efectos), recordándonos además que él es el único que habla en nombre de todo el consejo y desautorizando implícitamente a sus colegas alemanes.
La otra sorpresa, aunque relativa, ha ido en dirección opuesta, y favorece un mantenimiento de tipos durante un periodo largo: el BCE sigue previendo la recuperación a partir del cuarto trimestre de este año, lo que se nos antoja muy optimista, y no cree que la inflación vuelva a su objetivo del 2% hasta 2010. Nuestras previsiones son distintas, y creemos que la desaceleración será más profunda, con tasas medias de crecimiento del 1,3% en 2008 y 0,7% en 2009 (frente al 1,4% y 1,2% del BCE), mientras que la inflación llegará al 2% antes de mediados de 2009 si no se materializan los efectos de segunda ronda, como pensamos que debe ocurrir en un contexto de debilidad económica. Si esto es así, el BCE rectificaría y empezaría a bajar los tipos a partir de principios del año próximo, una vez se confirmasen las buenas noticias sobre la inflación.
Miguel Jiménez González-Anleo es economista jefe para Europa en el Servicio de Estudios de BBVA.
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