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Columna
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No quieren un líder

Los que mandan en el PSPV, que no son tantos, y los que siendo del PSPV mandan en el PSOE, que todavía son menos, han tenido siempre muy claro qué querían ser de mayores, aún siendo algunos de ellos de edad avanzada: Seguir mandando. Así se explica que concibieran, redactaran y dieran luz verde a una ponencia política de vuelo gallináceo, escasa de ideas y ayuna de ambiciones. Así se comprende que, frente a toda lógica política, lleven más de dos meses ninguneando a quienes se postulan para ocupar la secretaría general con el repetitivo mantra de que más importante que el líder es el discurso y el equipo. Es verdad que ninguno de los cinco aspirantes levanta grandes pasiones, como lo es que alguno de ellos se presenta pro domo sua; pero cabe reconocerles el mérito de dar la cara a riesgo de que se la partan.

Con el argumento de la escasa ilusión que generan los candidatos, algunos dirigentes, cobijados bajo el paraguas de la plataforma Socialismo y Ciudadanía, y unidos por vínculos que se remontan a la época en que Alfredo Pérez Rubalcaba fue ministro de Educación, presionan, de momento sin éxito, al alcalde de Elche, Alejandro Soler, para que presente su candidatura a la secretaría general. Soler se niega porque está convencido de que su opción no es la mejor para Elche ni para el PSPV. La resistencia del alcalde no ha conseguido, todavía, hacer que desistan en sus presiones a quienes le empujan para que dé el salto, convencidos de que es posible una operación en la que la mayoría de los actuales candidatos se retirarían en beneficio de Soler; maniobra a la que se refieren como una decisión colectiva que implicaría contrapartidas nada desdeñables para quienes abandonen la carrera y se sometan.

La selección del alcalde de Elche para ser candidato no es casual. Alejandro Soler aún no se ha consolidado en el Ayuntamiento de la tercera ciudad de la Comunidad Valenciana y tiene frentes internos abiertos dentro de su propio partido. Sus prioridades son otras. Y no sirve el paralelismo que interesadamente se quiere establecer con José Montilla que antes de ser presidente de la Generalitat catalana fue alcalde. La distancia entre Elche y Valencia es mucho mayor -física y políticamente- de la existente entre Cornellá y Barcelona. Distancia que aprovecharía el equipo tan reivindicado a costa del teórico líder del socialismo valenciano.

La insistencia en el "equipo" no es un tema menor porque el mensaje que se traslada es que da igual quién sea el secretario general porque la referencia política del socialismo valenciano estará fuera de esa dirección, pero con un control mayoritario de la misma. El discurso es extensible a casi todos los candidatos. Los quieren débiles, manejables y de transición. De hecho, la apuesta es por un candidato kleenex de usar y tirar.

La Comunidad Valenciana y Madrid son dos objetivos políticos a recuperar por el PSOE si pretende seguir gobernando en España. La Federación Socialista Madrileña concluye hoy su congreso con una aparente unidad en torno a Tomás Gómez, alcalde de Parla y único candidato. El PSPV lo afronta abierto en canal, como de costumbre, con cinco candidatos de momento. Una pluralidad que contrasta con lo ocurrido ayer en Madrid donde Elviro Aranda, que se presentaba como alternativa a Gómez, se retiró para "no crear discrepancias" en el partido.

Es presumible que en el PSPV las cosas se clarifiquen algo de aquí al congreso. De hecho, no todos los aspirantes lograrán alcanzar el número de avales para ser proclamados candidatos y no es descartable que la ejecutiva federal actúe de manera más eficaz de como lo ha venido haciendo hasta la fecha. Leire Pajín, secretaria de Organización del PSOE, tiene una papeleta difícil. Ayer en Madrid animó a sus compañeros a desterrar el debate interno y centrarse en la oposición al PP. Un discurso que no se le ha escuchado en la Comunidad Valenciana porque, muy probablemente, esté enfrascada en otros cometidos que no acaban de cuajar. No es bueno ser juez y parte:La colisión entre los intereses objetivos de su partido y de los ciudadanos progresistas con los subjetivos es inevitable. Es razonable que se le exija que actúe como el cargo federal que es y no como una dirigente territorial. El PSPV, si quiere salir del marasmo, necesita un líder no un mal -otro más- apaño.

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