Muertos de risa
Sin duda: sería preferible que se muriera antes el cardenal Cañizares que el cardenal Amigo. Bueno, sí, habría alguna duda entre desearle un rápido fallecimiento al arzobispo Rouco Varela o rogar porque tenga que aguantar una dolencia terrible lo que le queda de vida. Pero vamos, por supuesto que es preferible que vaya antes al cementerio el obispo Martínez Camino que monseñor García Gasco. Para el Papa Ratzinger basta con una enfermedad, tampoco hace falta que se muera.
Respuestas paralelas a éstas, con Fidel Castro, Chávez (homínido y gorila), Evo Morales (sólo chimpancé) o Rodríguez Zapatero como protagonistas, son las que dio en Miami a un gracioso entrevistador televisivo el conocido vocero de la emisora de los obispos, Federico Jiménez Losantos. Lo contaba anteayer en este periódico Joaquín Roy en un artículo, donde recordaba también las opiniones del locutor estrella de la Conferencia Episcopal sobre don Juan Carlos, el candidato a la presidencia de EE UU, Barack Obama, o la "arpía" de su mujer, una "negra resentida". Ustedes tienen la oportunidad de disfrutar la entrevista, casi una hora, en YouTube tecleando, por ejemplo, "bayly-losantos".
Pero todo es humor, no se pongan ustedes furiosos. El mismo Losantos ya se ha defendido ante la justicia, explicando que sus mil y un insultos al alcalde de Madrid o al ex director de Abc son, simplemente, puros ejercicios de la libertad de expresión en clave de sátira y humor. Sus abogados, incluso, recordaron a Góngora y Quevedo, en una modesta comparación del vocero de los obispos. La justicia, claro, le ha condenado.
¿Tiene mucha, mucha gracia que le deseemos una muerte violenta al propio Jiménez Losantos? ¿Es hilarante que pidamos el fallecimiento súbito para su compañero de tertulia Pedro J. Ramírez? ¿Verdad que a ustedes les resulta muy, pero que muy ingenioso, que nos invada el deseo de que se abata una grave enfermedad sobre el prolífico César Vidal, compañero de Losantos en la emisora? ¿No es para reírse a mandíbula batiente?
Las reclamaciones, de producirse, de los cardenales, arzobispos, obispos, periodistas y escritores citados, remítanse a Góngora y Quevedo. Ya saben, la sátira, el humor...
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