Don LaFontaine, la "voz de Dios" del cine de EE UU
El doblador grabó centenares de miles de anuncios y tráileres
Garganta de trueno, así llamaban en Estados Unidos a Don LaFontaine, el hombre cuya entonación resultaba tan familiar a cualquier estadounidense como la bandera o el himno nacional y cuyo rostro -paradójicamente- era casi anónimo. LaFontaine falleció de un colapso el 1 de septiembre en el hospital Cedars Sinay de Los Ángeles, con 68 años.
LaFontaine nació en 1941 en Duluth, Minnesota, y empezó su carrera junto al productor Floyd Peterson, quien encarriló al joven ingeniero de sonido hacia el mundo del cine con ¿Teléfono rojo?: volamos hacía Moscú. Corría el año 1965 y un veinteañero acababa de descubrir que tenía una gallina, y sus correspondientes huevos de oro, metida en las cuerdas vocales.
Él era la voz en off que todos identificaban con la épica, el terror o la magia del séptimo arte, y para ello acreditaba 350.000 anuncios y 5.000 tráileres, estos últimos con ejemplos de todo tipo: El hombre elefante, Terminator, Los intocables, 2001 Odisea del espacio, El padrino, Dr. Zhivago o Batman.
El propio LaFontaine admitía recientemente en la revista Swindle que "uno tiene que creerse lo que lee, aunque sea una auténtica basura. Las películas, por malas que sean, siempre tienen alguien que las adora, y esas personas se merecen el máximo respeto".
El incansable fumador de puros desplegaba hasta pocos días antes de su muerte una frenética actividad profesional, que consistía en grabar de 35 a 60 tomas al día, ya fueran para una película, una caja de cereales o un tubo de pasta dentífrica.
LaFontaine, que en el mundo anglosajón goza de una popularidad en términos vocales que nada tiene que envidiar a la de Frank Sinatra, James Earl Jones (la voz de Darth Vader en versión original en la saga de La guerra de las galaxias) o Johnny Cash, deja huérfano al mundo del cine de "la voz de Dios" (como le llamaban algunos de sus fans). Su voz es probablemente desconocida para el gran público español que, a pesar de todo, habrá oído su trabajo en docenas de ocasiones a poco que haya visionado algún tráiler en su versión original o encendido la televisión en cualquier país de habla inglesa, y del que pueden recuperarse centenares de ejemplos con sólo poner su nombre en el inefable YouTube.
LaFontaine era un tipo que no dudaba en autoparodiarse para series como Los Simpson o Padre de familia, y que era conocido por un inabarcable sentido del humor. Su muerte ha dejado un rastro de dolor en miles de foros y páginas web en todo el planeta. En una de ellas se podía leer: "Cuando mueras, la voz que oirás no será la de Don, será la de Dios tratando de imitar la voz de Don".
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