Paranoia en Mayor Street
Si yo viviera entre los números 2 y 40 de la calle Mayor, en los últimos días estaría paranoica. O es muy probable que ya estuviera paranoica antes, pero habría encontrado una razón para justificarlo. "Vamos a violar y a matar a todas las mujeres y niños habitantes de la calle Mayor números 2 a 40", es la amenaza que han recibido los vecinos en los buzones de esos portales. También dice que van a robar todas las propiedades de esos pisos. Los anónimos comenzaron a aparecer hace cosa de un mes y, tras discretas visitas policiales, en algún medio de comunicación ha aparecido la noticia. Son anónimos que vienen en hojas de papel cuadriculado, de las que antes se llamaban cuartillas, escritos a mano en letras mayúsculas, de las que antes se llamaban de molde, con la particularidad de que algunas palabras son de mayor tamaño que otras (de Mayor tamaño, podríamos decir en plan graciosillo), parece que de forma arbitraria o quién sabe por qué. Pero, ¿por qué? En la foto que se ha publicado de uno de esos anónimos se ven, además, las pequeñas e irregulares pestañas que quedan al arrancar una hoja de un cuaderno, de los que antes se llamaban libretas, por lo que se deduce cierto apresuramiento o un innegable descuido. Pero, ¿cómo es que alguien que es capaz de escribir un texto de esa naturaleza y que se atreve a correr el riesgo de repartirlo entre los buzones de la calle Mayor (es de suponer que con sigilosa nocturnidad o, al menos, con dotado disimulo) no ha tenido el detalle de coger una tijera para cortar esos flequitos y que su nota fuera más presentable, si se puede decir así? Es una cutrez que no concuerda con algo que dicen las noticias que llevan esas cartas, aunque en la foto no se ve: remites con el nombre de una "conocida institución madrileña", de ex ministros o de militares de EE UU. No digo que las instituciones madrileñas o los ex ministros no puedan ser cutres, ni qué decir tiene los militares de EE UU, pero hace falta un detenimiento en conocer esos nombres (es decir, en buscarlos, en escogerlos) para luego arrancar sin más la hoja del cuaderno y listo. Claro que éstas son especulaciones de alguien que no siembra una calle de anónimos amenazantes.
No cabe duda de que los casos con anónimos siempre tienen algo de novela de misterio
En todo esto hay dos aspectos interesantes, si se me permite la calificación y al margen de la posible gravedad del asunto. Por un lado, lo que tiene de novela a lo Agatha Christie, en la que Hercules Poirot, entre amenaza y amenaza, degustara delicias en el rehabilitado mercado de San Miguel o Miss Marple ya no hiciera la compra en el mismo y por lo mismo. O quizá, más bien, a lo Ruth Rendell, cuya localidad de Kingsmarksham, tan british, hubiera devenido en una multicultural, aunque castiza, calle Mayor. De lo que no cabe duda es de que los casos con anónimos siempre tienen algo de novela de misterio. Y tampoco negará nadie que son inquietantes algunos elementos de la información hecha pública: principalmente, la coincidencia entre el temor de algunos vecinos frente a la posibilidad de un macabro juego de rol y la aparición de una portera que hace declaraciones mientras juega al mus. Pero también esa otra portera que dice no saber nada porque no sale a la calle o los ancianos con renta antigua que atisban tras las cuartillas oscuros intereses inmobiliarios.
El otro lado interesante es la interpretación que hace la gente. Me he metido en un foro de Internet y ha sido más instructivo para escudriñar el alma popular que sumergirme en Balzac y su Comedia humana o en las profundidades del universo galdosiano. Para empezar, los jugadores de rol: indignados. Después, la mayoría tacha la información de amarillista y a los medios de dar importancia a chiquilladas y difundir bromas de mal gusto. Y no digo yo que no sea así, pero no he podido evitar la sospecha de que esos mismos pondrían el grito en el cielo si alguna de esas amenazas se llevara a la práctica y no hubiera habido noticia previa. También hay varios que coinciden en que este no es más que otro desagradable capítulo de un conflicto que enfrenta desde hace meses a los vecinos con vendedores callejeros y traficantes, una respuesta. Pero a mí lo que me ha chocado es que una de las foristas se confesara prostituta "a pie de calle" y diera fe de lo anterior, añadiendo que esas personas usan los portales como almacén, picadero y "habitación para dormir la siesta". Me ha chocado que la prostituta estuviera escribiendo en el foro, qué tremendo prejuicio: ya dije que el caso de los anónimos de la calle Mayor me había servido para indagar (cotillear, más bien) en el alma humana. Y la mía lo es.
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