Ahmed Faraz, poeta paquistaní, una voz contra la dictadura

Ahmed Faraz, escritor paquistaní reconocido por su poesía política progresista, murió el 25 de agosto, a los 77 años, tras estar en coma varias semanas por problemas renales. El considerado por los expertos como el mejor escritor contemporáneo en lengua urdu fue sepultado el pasado martes, al día siguiente como mandan los cánones funerarios musulmanes, en Islamabad.

Aunque sus 15 compilaciones de poesía incluían poemas románticos, su trabajo más aclamado fue El sitio, Mohasara en urdu, contra el régimen paquistaní y, sobre todo, contra el poder del Ejército en los años ochenta. "Mi poesía nunca se vuelve vieja", dijo Faraz recientemente, haciendo referencia a que la situación política en su país no mejora. Había nacido en Noshwera en 1931.

"Era un apasionado revolucionario. Siempre luchando por la justicia y la democracia", cuenta por teléfono desde Islamabad Kishwar Naheed, una conocida poeta y ex directora del Consejo Nacional de las Artes de Pakistán. "Toda la gente del planeta debe encender una vela para poner luz al mundo", es la frase que Naheed recordará de Faraz, de quien fue amiga casi medio siglo.

El poeta recibió un sinnúmero de reconocimientos, entre ellos el reconocimiento gubernamental Hilal-e-Imtiaz en 2004, que devolvió en 2006 al no estar de acuerdo con el Gobierno. "Mi conciencia no me perdonaría si permanezco como espectador silencioso. Tengo que hacer saber a la dictadura dónde se encuentra ante la mirada de los ciudadanos, cuyos derechos fundamentales han sido usurpados". Así habló públicamente contra el entonces presidente Pervez Musharraf.

Faraz estaba en coma desde principios de julio, por lo que murió sin saber de la renuncia de Musharraf, lamenta Kishwar Naheed. A pesar de todos los problemas, siempre manifestaba su optimismo por que la situación del castigado pueblo paquistaní mejoraría, dice su contemporánea.

Por sus críticas contra el Gobierno ya fue encarcelado en los años ochenta y después tuvo que exiliarse durante ocho años durante la dictadura del general Zia-ul-Haq.

Ahmed Faraz no sólo contribuyó a la lucha contra la dictadura, sino que también ayudó al movimiento cívico de rehabilitación de los abogados y jueces destituidos por el régimen, y él mismo participó en muchas manifestaciones. "Estuvimos juntos marchando en varias ocasiones. Ahora me he quedado sola", dice Naheed.

Su muerte fue considerada una "verdadera tragedia nacional" por la ministra de Información, Sherry Rehman. "No sólo fue una figura literaria de nuestro tiempo, sino también la voz de la conciencia de la nación", dijo en la ceremonia de despedida al poeta, a la que asistieron miles de sus seguidores, entre ellos políticos, escritores y estudiantes. Su valiente postura contra la dictadura y su persistente lucha por la democracia inspiró nuevas fuerzas políticas, aseguró la ministra. A Ahmed Faraz le sobreviven tres hijos, su esposa y una ex esposa.