Queti Clavijo, bailarina y maestra de flamenco
Montó una escuela en México y actuó en América y Asia
La bailaora Queti Clavijo murió en Madrid el 30 de agosto a la edad de 73 años. Su nombre completo era María Enriqueta Clavijo y había nacido en Madrid en 1935. Cuando comenzó su formación, fue discípula de El Estampío; de su baile se ha dicho mucho y bien, como de sus capacidades como maestra.
Fue bailaora distinguida, elegante y estilizada, una de las últimas en las que El Estampío dejó su distintivo sello de gran escuela vernácula; también se distinguió por su refinado uso de las castañuelas. Se inició en la escena muy temprano, con apenas 12 años, actuando en espectáculos de revistas de arte flamenco, como el de Juanito Valderrama.
Siendo aún casi una debutante, formó su propio grupo y realizó una exitosa gira por Asia acompañada por el eminente guitarrista Andrés Batista (que lo fuera también de Vicente Escudero y Carmen Amaya), y donde ya mostró su emprendedor carácter.
En 1952 se presentó con éxito en los jardines Villa Rosa de Madrid y en otras salas como Fontoria, Pavillón y Jack el Negro, de donde dio el salto a su presentación en la sala Rigalt de Barcelona.
También desde muy joven viajó a América, actuando en México, Cuba y Estados Unidos. En su agrupación de esas giras continentales, donde algunas veces apareció su nombre transformado en Ketty Clavijo, figuraron guitarristas como Rafael Morales y Bernabé de Morón, y cantaores como Manolo Maera.
En 1959 regresó a España para reaparecer en la madrileña sala Pasapoga. De 1960 a 1962 estuvo de gira por Italia y varias ciudades españolas, participando en el Retablo gitano junto a Farina, Porrinas de Badajoz y la Niña de Antequera. Llegó después a Japón para actuar en los festejos de los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964, y reapareció triunfalmente en Madrid, ya en 1971, en el teatro María Guerrero, donde dio un empaque más teatral a sus presentaciones.
No dejó de viajar, y fue, lo mismo que Antonio Ruiz Soler, una de los primeros artistas de la danza española en ir a la Unión Soviética en 1974, donde cosechó un gran triunfo. Sus últimas actuaciones en España fueron los recitales en el centro Cultural de la Villa de Madrid en los años 1977, 1978 y 1984.
Grabó discos y participó en varias películas como La sirena negra (1947); Abajo el telón (1955), con Cantinflas; y, entre otras, Un mundo para mí (1955), ésta dirigida por José Antonio de la Loma.
Durante un tiempo, en la década de los cincuenta, su compañía actuó bajo el nombre de Queti Clavijo y su Ballet Sevillano y así se presentaron en el Ban-Ban de Acapulco y el Tropicana de La Habana.
Su arraigo en México se verificó con la fundación de una academia de danza española en Guadalajara (Jalisco, México), y el 29 de abril de 2002 su grupo Nueva Antología Española participó en los actos de celebración del Día Internacional de la Danza de esa ciudad.
Apunta José Blas Vega que el crítico Leocadio Mejías valoraba así su personalidad artística: "Si los brazos de Queti Clavijo saben soñar en el aire, los pies en el baile de zapateado cobran ritmos vitales de arrolladora fuerza y tienen música en su taconeada expresión".
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