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Las inversiones fabulosas del magnate Pérez Rivera no llegan

El empresario dominicano prometió 160 millones para construir 15 buques y 25 hoteles

María Fernández

El pasado 4 de abril anunció que construiría 15 buques arrastreros congeladores en astilleros de la ría de Vigo. Peregrino y Camiño, los dos primeros, siguen amarrados en el puerto, "desarmados" por dentro. Mario Pérez Rivera, "gallego de O Incio", había hecho las Américas en la República Dominicana y retornaba a su tierra para crear empleo y riqueza. La prensa lo bautizó como "el magnate".

Han pasado cuatro meses y nadie sabe nada de aquella lluvia de millones
Anunció también que iba a comprar una flota de mercantes e incluso un astillero
La fundación fue condenada en EE UU por transferencias fraudulentas
Él se reclama lucense de O Incio, pero el registro dice que nació en Madrid

Traía 160 millones en la cartera para invertirlos, dijo, en fabulosos proyectos, como la construcción de mil plazas hoteleras a lo largo del Camino de Santiago o el encargo de una flota de mercantes. Incluso estaba dispuesto a comprar un astillero. Han pasado cuatro meses y nadie sabe nada de aquel anuncio de inversiones. Tras la fanfarria de la botadura en Vigo ante el conselleiro de Industria, el arzobispo de Santiago, el alcalde, el presidente del puerto y muchos periodistas, los congeladores Peregrino y Camiño continúan amarrados en el muelle de reparaciones y ahí seguirán hasta, por lo menos, enero de 2009. Pagan la tarifa más barata, la de larga duración, de 30 euros diarios por barco. No están equipados ni escriturados.

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En el astillero Armada, escenario del acto, se limitaron a cumplir el contrato con la firma de ingeniería que, a su vez, recibía órdenes de Australia Investment Group, de Pérez Rivera, y no tienen más información: "Nos pidieron que reparáramos los cascos, no sabemos de dónde venían, pero no los construimos aquí", comenta Eduardo Armada, a quien no le consta que ninguna otra empresa de la ría tenga pedidos de Pérez Rivera.

Desde SI Global, la empresa de ingeniería que realizó el proyecto para equipar los buques, reconocen que "quedan ocho o nueve meses de trabajo", ya que están teniendo problemas con la entrega de los motores "por la gran actividad de los astilleros en Vigo". Niegan que sean de segunda mano: "Son cascos que se compraron en A Coruña y que van a quedar completamente nuevos". Sobre dónde y qué van a pescar esos arrastreros con las dificultades actuales del sector, un portavoz de la firma aseguraba de Mario Pérez: "Tiene cuota de pesca en su país, o eso me ha dicho a mí". El propio Pérez Rivera afirma que está "negociando" el hacerse con cuotas de pesca: "No podemos mencionar dónde van a faenar porque no queremos que otra empresa entre y nos quite las cuotas", asegura desde Miami.

En la República Dominicana, adonde emigró hace 40 años, se faena artesanalmente y tampoco saben nada de las cuotas pesqueras del "magnate". Sí saben, en cambio, de la estela de denuncias que ha dejado. El 15 de octubre del año pasado, un juzgado de Santo Domingo condenó a Mario Pérez Rivera y a otros socios, entre los que está su hijo Mario Pérez García, a dos años de prisión por estafa. La sentencia fue apelada y anulada por errores de procedimiento, lo que ha provocado un nuevo juicio. El pasado 11 de agosto se celebró la segunda vista de ese proceso. Mario Pérez asegura que todo es culpa de "unos ex socios que inventaron las acusaciones", pero reconoce que "el juicio va a volver a comenzar". No es la única causa pendiente.

El director de cine de la República Dominicana José Enrique Pintor, guionista y productor de la película La cárcel de la victoria, ganó el pasado 6 de mayo otro pleito contra el hijo de Mario Pérez, dueño de la empresa Hispaniola Pictures, con quien se embarcó para financiar el proyecto. "La película, que yo dirigí, funcionó bien. La presentamos incluso en el Festival de San Sebastián. Con argucias legales, los Pérez intentaron dejarme al margen del proyecto, pero no les funcionó", comenta. Cuando se enteró del fallo a su favor, Pintor envió un comunicado a la prensa en el que se solidarizaba "con quienes sufren causas parecidas en la República Dominicana y Miami por Mario Pérez Rivera y su familia".

Mario Pérez Rivera despliega teóricamente una gran actividad filantrópica a través de la Fundación Mapet de ayuda a la infancia, que preside. Tiene oficinas abiertas en 24 países, entre ellos España. En Estados Unidos, el Tribunal Federal de Insolvencia de La Florida condenó a esta fundación, en julio de 2007, al pago de 1,5 millones de dólares por llevar a cabo transferencias fraudulentas. "No sé de dónde le viene esa información pero no es cierta", zanja Pérez Rivera.

Las dudas sobre su vida y sus negocios, vinculados con grandilocuentes proyectos benéficos, fueron llevadas a la televisión de la República Dominicana por la periodista Nuria Piera, que dirige y presenta desde hace 20 años un programa de investigación que lleva su nombre: "Intentó denunciarme por las informaciones que destapaban sus negocios, pero no fue adelante".

Otro periodista, Ibán Campo, subdirector en 2001 del diario de Santo Domingo El Caribe, también ha investigado su trayectoria: "Ofreció al país una donación de 500 millones de dólares a través de su fundación para construir tres hospitales y un laboratorio para análisis de sangre. A cambio quería 10 millones de dólares y disponer de 300.000 metros de terreno". Pese a que parecía ser la mayor donación de la historia de la isla, el Gobierno de Hipólito Mejía (presidente del país entre 2000 y 2004) rechazó el proyecto porque el "magnate" nunca pudo aclarar el origen de sus recursos. La versión del empresario es distinta: "Es cierto que la fundación hizo ese ofrecimiento, pero existe lo que se llama contrapartida, que el Gobierno no cumplió. Nosotros no damos ni un solo centavo que no sea de banco a banco y de fondos totalmente transparentes".

Hombre muy religioso, conversador, Pérez Rivera tiene en España como socio a Benito Ruiz Tapiador, que figura como administrador o ex administrador de 85 firmas. Una de ellas es el Centro inmobiliario R y C, con promociones en Madrid, Zaragoza y Marbella. Son empleados de R y C los que contestan al teléfono que figura como contacto de la Fundación Mapet en Madrid. Mario Pérez lo explica porque "el centro inmobiliario es uno de los colaboradores".

Aunque él dice ser natural de O Incio, figura inscrito en el registro de Chamberí, en Madrid, el 10 de octubre de 1945. Sí es cierto, según los vecinos consultados, que sus padres eran de esa zona de Lugo y que tiene familiares que aparecen en la aldea "de vez en cuando". En todo caso, se ha valido de sus supuestos orígenes para intentar fraguar negocios en Galicia. Una de las empresas con las que contactó, que prefiere no desvelar su nombre, lo vio desde el principio como un vendedor de humo: "Prometía conseguir obras, prometía conseguir contratos, prometía de todo", recuerda su propietario. Al final, nada. Con sus empleados también ha tenido problemas. Su ex mano derecha durante cinco años en Galicia, Miguel Ángel Santalices, ha dejado de trabajar para Pérez y quiere pasar página sobre su episodio laboral junto al empresario, con quien prefiere que no le vinculen.

También sondeó a instituciones, como el Instituto de Desarrollo Comunitario de Galicia o la Universidad de Santiago de Compostela, con ideas o proposiciones que nunca llegaron a cuajar. Por ahora, de sus negocios sólo se pueden ver dos barcos vacíos que esperan a ser equipados para hacerse al mar.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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