El ordenador en el móvil

Amigos desde la infancia, separados durante años y reencontrados tomando un café. Narciso Cerezo, Javier Fernández y Esteban Robledo son cofundadores de Alondra, una empresa que, desde Talavera de la Reina (Toledo), diseña y desarrolla sistemas de transmisión de datos altamente innovadores. Narciso explica el secreto de su éxito: "Nuestras herramientas, al contrario de lo que suele suceder, pueden operar desde todo tipo de dispositivos móviles de comunicación, desde agendas electrónicas a ordenadores portátiles, pero, sobre todo, están pensadas para trabajar desde teléfonos móviles". Esto último es lo que ha sorprendido al mercado, pues "a veces cuesta entender que desde un móvil, que puede valer 200 euros, se realicen las mismas operaciones que desde una agenda electrónica, que sale por 1.200 euros".

Más económico; trabaja sin necesidad de cobertura -"se almacena la información y luego se envía"-; de más fácil uso y sin necesidad de contar con una infraestructura de cableado. Los países en desarrollo, con una fuerte penetración de la telefonía móvil y, según en qué regiones, aún con un bajo porcentaje de ordenadores por habitante, parecen un mercado natural para Alondra.

De hecho, el producto no tardó en encontrar aplicaciones en la vida cotidiana de empresas y trabajadores, el objetivo de su nacimiento: "Los repartidores llevaban años utilizando material electrónico para trabajar desde fuera de sus bases apuntar pedidos, consultar listados de clientes...-. Fueron los primeros en encontrar útil nuestro producto", señala Cerezo. Era 2004, los teléfonos móviles ganaban terreno y, sobre esa realidad palpable, los tres amigos decidieron trabajar en el desarrollo de funciones específicas para ese gremio. "Una cosa llevó a la otra y, al poco tiempo, estábamos trabajando en aplicaciones para gestión de multas de tráfico, controles de calidad...", recuerda.

Narciso desgrana los rudimentos de su producto sin quitar los ojos de su móvil. "Empleamos una herramienta propia llamada BaseMovil, una tecnología cuya finalidad es permitir la creación de aplicaciones de negocio sobre teléfonos móviles convencionales equipados con Java".

Apasionado de los ordenadores desde muy niño, el hoy empresario se inició programando sus propios juegos y decidió que quería ser informático. Y así fue. Junto con sus socios y desde una pequeña ciudad castellana, Talavera, "que representa una dificultad, sobre todo, a la hora de captar personal cualificado para trabajar aquí", el objetivo de Alondra es seguir creciendo. Claro que, ser una de las pocas empresas tecnológicas existentes en Castilla-La Mancha, "te hace más visible, recibes la atención de los medios y eres más conocido".

Cuestión diferente era hacerse hueco en el mercado exterior. "Nos dimos cuenta de la necesidad de un partner, así que buscamos y encontramos uno de primer orden: Blackberry", señala Narciso. India, China, Vietnam, EE UU, Australia, ferias internacionales del sector de las comunicaciones... De la mano de la multinacional norteamericana, Alondra está penetrando en mercados a los que, dado su reducido tamaño, podría tener un complicado acceso. "A nuestros asociados en el exterior les ofrecemos código abierto para que puedan vender nuestra tecnología en sus países. Ellos cobran el servicio y nosotros recibimos una parte de los beneficios". Y pensar que todo empezó con un café... -