Un par de besos muy fríos

¿Qué hará François Hollande? "No es mi gira de despedida, seguiré en mi puesto hasta el final", les dijo ayer a los militantes socialistas. Lo único seguro es que dejará la dirección del partido el próximo 16 de noviembre en Reims, pero sigue sin dar pistas sobre cuál será su apuesta en el congreso. Sólo ha prometido ser "leal" a su sucesor.

Hace unos días se le adivinaba una cierta sintonía con el alcalde de París, Bertrand Delanoë, pero sin descuidar otros caladeros como el de Martine Aubry, alcaldesa de Lille. Por otro lado, su renuncia a la dirección del partido no implica que descarte ser él mismo candidato a las presidenciales de 2012, por lo que podría apoyar la solución Moscovici e intentar la carrera hacia el Elíseo.

¿Y por qué no a su ex pareja Ségolène Royal? El par de besos, ciertamente fríos, que se estamparon en la mejilla el viernes en la comida oficial de las federaciones, muestran que ambos desean mantener las puertas abiertas a una posible alianza. Era la primera vez que lo hacían desde su polémica separación en la estela de las presidenciales.

En una comida con un grupo de periodistas, el todavía primer secretario se mostraba abierto a apoyar al alcalde de París, pero sólo a condición de que éste aumentara sus apoyos. "Si no extiende su base, no hay victoria posible", dijo. Según Hollande, hoy los tres principales candidatos -Delanoë, Royal y Aubry- obtendrían cada uno los votos de entre el 20% y el 25% de los militantes.

Hollande pronunciará hoy su último discurso como primer secretario en la universidad de verano. Los socialistas pasarán página a los 11 años con más sombras que luces bajo su batuta. François Hollande, al margen de sus fracasos políticos, deja un partido saneado financieramente, con más de 200 diputados en la Asamblea Nacional, que controla la mayoría de las grandes ciudades de Francia y la práctica totalidad de las regiones, lo que no deja de tener mérito con poco más de 150.000 militantes.