"El amor se ha convertido en el último tabú"
De prostituta y estrella del porno a doctora en sexología y artista. Es la trayectoria vital de la estadounidense Annie Sprinkle, quien ya en los setenta, frente a las corrientes abolicionistas, apostó por reapropiarse de la pornografía para ofrecer una representación feminista de la sexualidad. Desde 2005, comparte con su pareja sentimental Elizabeth Stephens el proyecto Love Art Laboratory (www.loveartlab.org), que presentaron recientemente en San Sebastián en un seminario de Arteleku.
Pregunta. ¿Cómo surge su laboratorio?
Elizabeth Stephens. Nosotras nos enamoramos a través del arte, con el que hacíamos una crítica feminista del sexo y la pornografía.
P. Como parte del proyecto, se casan cada año [en 2007 lo hicieron legalmente], en bodas llenas de color y mensajes pacifistas.
Annie Sprinkle. En un mundo lleno de violencia, queremos celebrar y generar amor. Pero el amor se ha convertido en el último tabú; es el nuevo sexo. Se tiende a excluir el amor del porno y el sexo cachondo del amor. Cuestionamos esa división y la gente nos tacha de hippies, porque el amor hoy resulta ñoño.
P. ¿Qué reacciones suscita que una ex prostituta y actriz porno dé educación sexual?
A. S. Yo no soy sólo eso. Tengo un doctorado. Animamos a las personas a que se guíen por sus corazones y su verdad. Si quieren ser célibes, nos parece bien. Cuando yo empecé como trabajadora sexual, las abolicionistas hablaban de violencia y no les gustaba lo que yo hacía. Luego descubrí el movimiento pro-sex. Hablo de placer, pero sigo generando rechazo: hace poco en Noruega nos agredieron los nazis, la prensa y también las anti-porno. Nuestro delito fue impartir educación sexual.
P. ¿En qué situación se encuentra Estados Unidos en materia de libertad sexual?
A. S. He estado detenida por mis obras
[fotos en las que una mujer le penetraba con su pierna amputada], pero eso no tiene mucho mérito en un país en que se encarcela a personas por manifestarse contra la guerra.
E. S. El abolicionismo sigue siendo la corriente dominante. Mientras tanto, el gobernador de Nueva York, ferviente abolicionista, ha sido encausado por pagar a prostitutas con fondos públicos. Obama promete derechos para los homosexuales, pero miente, porque no enfadará a los religiosos. Es imprescindible que las mujeres accedan a los ámbitos de poder.
P. El porno cumple una función pedagógica. ¿Cómo se pueden difundir representaciones más positivas del sexo?
A. S. El porno tradicional es una receta simple, repetitiva y limitadora. Muestra a personas jóvenes y bonitas, pero a mí me interesan otros modelos: personas maduras que también son bellas y de cuya sexualidad no se habla. Hay que hablar de pornografías en plural, porque existen alternativas. Internet permite el acceso masivo al porno tradicional, pero también es una puerta a esas alternativas, de las que hay que informar mediante la educación sexual.
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