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La policía cuadruplica en un año las intervenciones en Juan XXIII

Los vecinos del barrio de Alicante amplían sus protestas al tráfico de drogas

Juan XXIII, en la zona norte de Alicante, está lejos de ser lo que era. El segundo sector de este barrio, hace años una tranquila zona residencial, destaca ahora por sus índices de delincuencia, tráfico de drogas y, desde este verano, por los conflictos nocturnos con una parte del colectivo rumano residente.

"Cada noche igual: paran los coches a 'pillar' en medio de la calle y se van"

La policía asegura que se hacen "controles intensivos y sistemáticos" y que en este barrio el número de hurtos se ha reducido un 7%, y las intervenciones por drogas han aumentado de 386 en 2007 a 1.360 en lo que va de año. Pese a ello, los vecinos decidieron el pasado 8 de agosto tomar cartas en el asunto, en vista de las desatenciones del Ayuntamiento, y salieron a manifestarse sin el permiso correspondiente contra un grupo de rumanos que tomaba las calles por la noche con colchones, hacían ruido hasta altas horas de la madrugada e, incluso, orinaban en la vía pública. A esta protesta no autorizada, le siguieron una cada jueves y cada viernes de este mes. Ayer mismo, a las nueve de la noche, todos los residentes estaban convocados en una de las calles principales del barrio.

El presidente de la Asociación de Vecinos del segundo sector de Juan XXIII, Manuel Medina, detalló que, tras las concentraciones, el número de rumanos que molesta por las noches "ha disminuido un 50%".

Pero este no es el único problema de este antiguo barrio obrero. "Vamos a protestar también por el problema del tráfico de drogas", destacó Medina. Y es que, desde el vecindario apuntan que cada noche varios camellos utilizan la calle del Periodista Bas Mingot como punto de encuentro para "pasar la mercancía". "Todas las noches lo mismo, paran coches en medio de la avenida a pillar y se van", comenta indignado un vecino que lleva viviendo más de 30 años en el barrio. Su mujer sale para ir a trabajar a las 5.30 de la mañana, y él vigila desde la ventana. "Muchas noches he tenido que bajar con un palo", añade.

"Vives con la inseguridad y el miedo", afirma Celia, que tiene tres hijos, uno de 27, otro de 11 y una joven de 17. "Yo no temo a nadie", asegura, aunque reconoce que vivir así "es incómodo por tus hijos". Y no exagera. Incluso por la mañana, los taxistas ya advierten del peligro de la zona y son reacios a llevar pasajeros hasta allí. "A los de Mercadona los escoltaban hasta hace poco", detalla Celia. "Todo el mundo sabe quiénes son los camellos", asegura Miguel, el dueño de un bar. Los vecinos afirman que llaman a la policía y ésta "pasa olímpicamente". "Les hemos especificado en qué portal viven o dónde esconden la droga, y nada", se lamenta otra vecina. "Incluso les he ofrecido cama y comida durante una semana para que vean la situación con sus propios ojos", añade Miguel.

Vecinos del segundo sector de Juan XXIII, anoche, en la manifestación convocada para pedir más seguridad.
Vecinos del segundo sector de Juan XXIII, anoche, en la manifestación convocada para pedir más seguridad.PEPE OLIVARES

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